Lo que hacemos por nosotros mismos muere con nosotros, pero lo que hacemos por los demás es inmortal.
Esta cita del escritor Albert Pike refleja a la perfección la esencia de “The Water Van Project”, ya que en la memoria colectiva de cientos de familias permanecerá siempre lo que un grupo de jóvenes zaragozanos ha hecho en los últimos meses para ayudar a algunas de las poblaciones más desfavorecidas de América Latina.
The Water Van Project es un proyecto impulsado por cuatro amigos de toda la vida que, con su furgoneta, han ido repartiendo filtros de agua para permitir a miles de personas de algunas de las regiones más recónditas del continente disponer de agua potable. Unos filtros que eliminan el 99,9% de las bacterias, protozoos y virus.
Y no solo eso, ya que durante varias semanas han contado con la compañía y la colaboración de tres médicos para complementar esta misión con una importante labor sanitaria.
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Un viaje solidario
Cerca de mil millones de personas viven sin agua saneada en el mundo. Solo en Sudamérica, 60 millones carecen de agua potable, un hecho que supone la muerte de 100.000 personas al año.
Los chicos de The Water Van Project han recorrido más de 6.000 kilómetros, desde México a Perú, donando filtros de potabilización de tamaños y características diferentes para que más de 20.000 personas puedan disponer de agua saneada durante los próximos 10 años, o más.
Esta ayuda supondrá, no solo tener acceso a agua potable, sino que estas familias también tengan más tiempo y dinero para invertir en otros aspectos, como la Educación.
Una labor que ha estado siempre apoyada por las ONGs locales para, no solo entregar los filtros, sino realizar también una labor de concienciación y educación acerca del uso responsable del agua y la importancia de la higiene.
En Ecuador, la penúltima parada de esta gran aventura, se unieron al proyecto tres médicos que, durante varias semanas has estado colaborando con brigadas médicas. Entre ellos, Félix Pastor, residente de Neurocirugía del Hospital Clínico de Valencia e hijo del Dr. Pastor Loscertales, su novia Marta Tarazona, residente de Ginecología, y su compañero de profesión, Fernando Salvo.
Proyecto personal y social
Eduardo Salvo, Jorge Horno, Chechu Pajares y Diego Félez son amigos de la infancia. Con el paso del tiempo, cada uno dirigió su trayectoria profesional por diferentes vertientes, pero las ganas de cambiar las cosas y ayudar a los demás les unió en un proyecto común que ha salido adelante gracias a su entusiasmo y a la financiación que consiguieron gracias al crowdfounding y el patrocinio de varias empresas.
Sus proyectos profesionales, aunque con mucho futuro por delante, no les llenaban completamente, motivo por el cual decidieron darle un giro de 180 grados a sus vidas.
Eligieron América Latina por ser una de las zonas que más problemas y necesidades tiene en este sentido y que, además, más recursos de agua dulce tiene. Y a partir de ahí, el resto es historia.
Emprendieron su camino desde California y han pasado por México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador y el viaje finalizará en Perú. En las diferentes regiones de estos países han repartido filtros familiares y comunitarios. En total, más de 500 filtros que podrán salvar más de 20.000 vidas.
Y, ¿qué ha sido lo mejor de esta experiencia? Eduardo Salvo destaca “la increíble satisfacción que uno recibe cuando da desinteresadamente”. Dar sin esperar nada a cambio es una “rara avis” en nuestra sociedad actual pero que, como han experimentado todos estos jóvenes, aporta una felicidad difícil de definir.
En la misma línea, Félix, ya de vuelta en España tras su experiencia en Ecuador, lo tiene claro: “Lo más bonito ha sido ver el agradecimiento que la gente te da, prácticamente te veneran”, comenta sorprendido. Una sensación de gratitud a la que suma “ver las sonrisas de la gente y estar en contacto con ellos en su día a día”. Sin duda, una experiencia única.
Brigadas Sanitarias
La labor de estos jóvenes médicos en Ecuador ha consistido, principalmente, en tratar a la población de las diferentes enfermedades infecciosas más comunes y realizar una importante labor de concienciación y de educación sanitaria y sexual.
Con la colaboración de la ONG Tierra Viva han recorrido la Comunidad de Esmeralda, al noroeste de Ecuador, llegando a regiones especialmente remotas a las que solo podían acceder tras horas en canoa o caballo.
Una parada en la que se necesitaba más ayuda que en cualquier otra, ya que en abril Ecuador sufrió un durísimo terremoto que dejó casi 700 muertos y cientos de heridos. Este desastre provocó que miles de personas perdieran su hogar y que no tengan acceso a necesidades básicas como, por ejemplo, el agua.
“Ha sido una experiencia muy positiva y enriquecedora”, ha explicado Félix Pastor, que destaca la “falta de conciencia” de la población nativa, que aún no relaciona ciertos hábitos, como beber agua del río, con sufrir numerosas enfermedades.
En América Central y del Sur los problemas de salud más frecuentes están relacionados, precisamente, con el consumo de agua y alimentos no seguros. Por otra parte, existen dolencias transmitidas por la picadura de determinados insectos, como el Chagas, el dengue, la fiebre amarilla, la leishmaniasis, y la malaria o paludismo.
Perspectiva de futuro
Esta aventura que pronto concluye ha servido, a nivel colectivo y social, para ayudar a miles de familias de toda América Latina, logrando incluso sobrepasar las expectativas iniciales y, a nivel personal, para ver la vida desde otra perspectiva.
“Lo que más me ha llamado la atención es la desigualdad que se vive en todos los países por los que hemos pasado. Los extremos de pobreza en zonas rurales o suburbios contrastados con el lujo en las zonas de clase alta de las ciudades es algo difícil de entender”, destaca Salvo.
¿Y con respecto al futuro? Este proyecto no termina aquí, ya que estos amigos quieren aprovechar la idea y la estructura que ya han creado para continuar luchando contra la crisis de agua, aunque, según explican, no será subidos a bordo de una furgoneta como hasta el momento.
Quien también repetiría esta experiencia es Félix Pastor. “Lo repetiríamos sin duda, aprendiendo de los errores y pudiendo dar una ayuda más especializada”, puntualiza. Y es que, estos jóvenes médicos eran vistos como héroes por la población local, pero en muchas ocasiones su actuación no podía pasar de la exploración y el diagnóstico por la falta de medios.
En conclusión: Nueve meses, diez países, 20.000 vidas y una experiencia única que ni Félix Pastor, ni Eduardo Salvo, Jorge Horno, Chechu Pajares, Diego Félez, ni nadie que haya participado en este proyecto, en uno u otro lado, podrá olvidar jamás.