Llega el verano y con él más ganas de disfrutar de la vida al aire libre, del sol, de los momentos de ocio, de las vacaciones, del mar, de la piscina o de un paseo por la montaña. Pero, como suele suceder con todo aquello que está relacionado con la salud, es importante tener en cuenta que el calor y las altas temperaturas también pueden ser un riesgo, sobre todo, para los niños, las personas mayores y para quienes tienen una enfermedad crónica.
Desde hace 12 años, cada mes de junio, las autoridades sanitarias activan el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los Efectos del Exceso de Temperaturas sobre la Salud, que se mantiene hasta el mes de septiembre. El objetivo de este programa de acciones es prevenir los daños por un exceso de calor y recordar a la población las medidas que se deben tomar.
Índice de contenido
¿Quiénes tienen más riesgos?
- Las personas mayores de 65 años, lactantes y menores de 4 años.
- Aquellos con enfermedades cardiovasculares, respiratorias y mentales (estados de demencia, Parkinson, Alzheimer,…)
- Enfermos crónicos (diabetes, obesidad mórbida,…)
- Personas con tratamientos diuréticos, neurolépticos, anticolinérgicos o tranquilizantes.
- Quienes sufren alteraciones de la memoria, dificultades de comprensión, de orientación o de autonomía reducida en la vida cotidiana.
- Las personas con dificultades en la adaptación al calor.
- Los que pasan una enfermedad aguda durante las temperaturas excesivas.
- El elevado consumo de alcohol y otras drogas.
Factores de riesgo
- Personas que viven solas, en la calle o en condiciones socioeconómicas desfavorables.
- La ausencia de climatización.
- La exposición al calor por razones laborales, deportivas o de ocio.
- La contaminación ambiental.
- La exposición durante varios días a elevadas temperaturas que se mantienen por la noche.
10 consejos básicos
Para prevenir daños a la salud por el exceso de calor y disfrutar del buen tiempo y de los beneficios del sol es importante:
- Mantener las ventanas y persianas cerradas y ventilar por la noche.
- Beber mucha agua sin esperar a tener sed y evitar bebidas alcohólicas.
- Una dieta tradicional de verano con platos fríos, ensaladas y frutas.
- Ropa ligera, no apretada, de colores claros y preferentemente de algodón, evitando la ropa sintética.
- Sombrero o gorra para protegerse del sol.
- Protección solar o con un factor de protección que sea superior a 15.
- Recordar a los más pequeños que jueguen en la sombra.
- Planear las actividades lúdicas por la mañana o al atardecer cuando baja la temperatura.
- Intentar evitar las actividades que exijan esfuerzo físico importante en las horas de más calor. Si no se pueden evitar, beber abundante agua o bebidas con sales minerales antes y durante el ejercicio.
- Evitar que personas o animales permanezcan mucho tiempo en coches parados con las ventanas cerradas.
Síntomas por exceso de calor
Los primeros indicios del exceso de calor son los calambres, la irritación de la piel o las quemaduras, el agotamiento o tener una temperatura elevada en el cuerpo.
Cuando esto sucede hay que buscar refugio en la sombra o en un lugar con aire acondicionado. Tomar una bebida no alcohólica fresca, descansar, tomar un baño o una ducha con agua fresca y ponerse ropa ligera.
Si los síntomas son más graves como una temperatura muy elevada, dolor de cabeza, vómitos o pérdida de consciencia, lo más recomendable es conseguir asistencia médica lo antes posible, acudiendo a un servicio de urgencias o llamando al 061 o al 112.
Fuentes de información: