Las nuevas patologías del Siglo XXI

Apnea del Whatsapp, depresión de Facebook o síndrome de Google, ¿nuevas patologías?

Es probable que más de una vez hayas sentido la necesidad de consultar los mensajes del teléfono de manera compulsiva o hayas tenido que soportar un breve episodio de estrés o ansiedad al darte cuenta de que te habías dejado el móvil en casa.

No estás solo en esto, son unos hábitos cada vez más frecuentes. Y no solo eso, ya que el uso inadecuado de las nuevas tecnologías ha favorecido la aparición de nuevas patologías como por ejemplo el Síndrome de Google o la Apnea del Whatsapp. En este artículo te explicamos lo que son.

Estas nuevas enfermedades afectan cada vez a más gente, como ha mostrado un análisis realizado por la consultora de comunicación Torres y Carrera, en colaboración con Evidentia Marketing y expertos en Seguridad y Salud Laboral.

Índice de contenido

¿Cómo nos afecta el uso de Google o Whatsapp?

Estar continuamente enganchados a las nuevas tecnologías puede hacer que suframos las que serán las nuevas patologías del siglo XXI:

Apnea del Whatsapp. Se trata de la ansiedad por consultar los mensajes que nos mandan por Whatsapp de manera compulsiva.
Depresión de Facebook. Es la necesidad que sienten algunas personas de visualizar perfiles de otros usuarios como forma de reducir la tristeza al recordar momentos felices del pasado.
Síndrome de Google. Como consecuencia del uso frecuente de buscadores de Internet el cerebro no logra recordar y olvida datos.
Síndrome de la llamada imaginaria. Sensación de escuchar el tono de nuestro teléfono o su vibración y darnos cuenta al comprobarlo de que en realidad no hay nada.
Nomofobia. Se trata del miedo o temor extremo a salir a la calle sin nuestro teléfono móvil. Las personas que lo padecen sienten que tener acceso continuo a comprobar sus llamadas o mensajes les da cierta tranquilidad.
Hipersensibilidad electromagnética. Consiste en la intolerancia ambiental atribuida a campos electromagnéticos como, por ejemplo, el wifi.

Enganchados a la red

Hoy en día en España 36 millones de habitantes tienen acceso a Internet, pero lo más llamativo es que pasamos una media de casi seis horas diarias conectados a la red.

De ellas, cerca de cuatros horas estamos conectados desde un ordenador, mientras que las dos horas restantes nos conectamos desde un dispositivo móvil.

Además, cabe destacar que los principales momentos de conexión a Internet se realizan durante la jornada laboral, entre las 9:00 y las 19:00 horas.

¿Cómo podemos desengancharnos?

Nadie duda de los beneficios que nos aportan las nuevas tecnologías, los smartphones o las redes sociales, pero también existen varios inconvenientes como esta dependencia o adicción que se puede generar si no sabemos cuándo parar.

Si haces un uso excesivo de estas herramientas, sientes un uso irrefrenable de compartir todo lo que haces y ver qué hacen los demás, o sientes que no podrías estar ni una hora sin comprobar tu teléfono móvil, puede que estés “enganchado a internet”, ¿qué hacemos para desconectar?

Prioriza comunicarte con tu gente cara a cara. Queda con tus amigos, con tu familia y conversa con ellos. Deja el móvil a un lado para desconectar y centrarte en la gente con la que estás.
Sé consciente del tiempo que dedicas a lo largo del día a contestar mensajes o comprobar si tienes novedades en las redes sociales. Si crees que es demasiado tiempo, intenta limitarlo.
No te conviertas en un esclavo de tu teléfono móvil. Cuando no sea por cuestiones estrictamente necesarias, puedes desactivar todas las alertas y notificaciones. Consulta si tienes novedades cuando puedas y cuando quieras.
Realiza actividades diferentes que te pongan en marcha: ¿Te acuerdas cuando no estabas todo el día pegado al teléfono? Haz deporte, da un paseo, baila, lee un libro, ve al cine, de compras. En definitiva, muévete.
Cuida tu privacidad y tu autoestima. No necesitas compartir todo lo que te pasa en las redes sociales. Resérvate para ti pensamientos y experiencias personales, cuida de tu parcelita de intimidad.
Para dormir apaga el móvil o, por lo menos, desconecta los datos. Es importante que ningún ruido perturbe tu descanso. Es más, los expertos aconsejan no usar aparatos tecnológicos desde dos horas antes de irnos a dormir.