Un 30% de los trabajadores españoles sufre el llamado síndrome de depresión postvacacional.
Llega septiembre, se acaba el verano, las vacaciones… Comienza la vuelta al cole, al trabajo, es decir, la vuelta a la rutina. En estos días uno de los pensamientos más extendidos es, sin duda, cómo afrontar la vuelta al trabajo de la mejor forma posible y cómo evitar o combatir la llamada «depresión» postvacacional.
Este síndrome puede tener síntomas parecidos a los de una depresión, pero es importante diferenciarla de ella, un término mucho más serio. Estos síntomas son tristeza, problemas para conciliar el sueño, ansiedad, fatiga, desorganización en los horarios…
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el síndrome post-vacacional es un proceso adaptativo que inicia con la vuelta a lo cotidiano, pero también desaparecerá con el tiempo.
¿Quién es más propensos a sufrir este síndrome? Aquellas personas que anticipan que la vuelta al trabajo va a ser algo negativo, y es que si te preparas para algo negativo al final lo encuentras.
Como ya nos comentaba el año pasado nuestro especialista en Psicología y Psiquiatría, el Dr. Ezquerro, la adaptación tras el verano y la superación del síndrome post-vacacional requiere ser capaces de ver la vida con más optimismo y tener una perspectiva más global.
¿Por qué tenemos síndrome de depresión postvacacional?
Sentimos el llamado síndrome postvacacional por el recuerdo del estrés laboral que sentíamos antes de las vacaciones. Por ello, es más normal que los sientan aquellas personas que tienen problemas en su trabajo, que no están a gusto con su rendimiento, su jefe o sus compañeros, así como aquellos que tienen poca tolerancia a la frustración.
Como decíamos, es un «trastorno adaptativo» en el que la persona tiene los mismos síntomas que una que sufriría estrés. Se viene de un periodo de descanso generalmente prolongado y la persona se siente agobiada por el alto número de demandas que supone el regreso.
Claves para superar el síndrome post-vacacional
Algo importante para no sentir la de golpe la ansiedad que puede suponernos la vuelta al trabajo es no volver el día antes de incorporarnos. No solo es el trabajo lo que nos causa agobio, sino el hecho de tener que deshacer la maleta, llenar la nevera o limpiar la casa, por lo que si tenemos más días para todo esto, mejor.
Por otra parte, conviene adaptar poco a poco los horarios a los habituales y tomarse con calma la vuelta a la rutina, evitando el estrés.
Si ya no estás a tiempo de seguir ese consejo, te recomendamos intentar ver la parte positiva de septiembre. Se trata de un mes idóneo para hacer cambios, plantearse nuevas actividades… Además, ¡la rutina tampoco tiene por qué ser algo negativo! Puedes ver el aspecto positivo, nos da seguridad, los niños vuelven al colegio, en general, reordenamos nuestra vida lejos del “caos” que a veces supone el verano.
También es importante tener en cuenta que en otoño podemos seguir practicando algunas de las actividades que hacíamos en verano, y es positivo continuar con hábito que quizás hayamos adoptado en vacaciones, como leer más, hacer más deporte o no estar tan pendiente de las redes sociales.
Aquí te dejamos algunos consejos para combatir el síndrome postvacacional que seguro que te ayudan:
- Tener un regreso gradual, en la medida de los posible, a la actividad y tomar un descanso en casa de algunos días antes de incorporarse.
- Programar las tareas y los nuevos retos para llegar a cumplir todos nuestros objetivos.
- Buscar actividades o nuevas aficiones que nos supongan una motivación extra.
- Disfrutar el tiempo libre, quedar con los amigos que hace semanas que no vemos… tomarnos la vuelta con optimismo.
- Empezar a planear las siguientes vacaciones también te puede animar. ¡Las Navidades están a la vuelta de la esquina!