El trastorno de identidad disociativa (TID), también conocido como trastorno de personalidad múltiple, es un trastorno psicológico complejo y que, a menudo, es incomprendido. Está caracterizado por la presencia de dos o más identidades o estados de personalidad dentro de una misma persona.
Estas identidades suelen alternarse en el control de la conducta, lo que puede afectar gravemente a la vida de la persona. Desde nuestra especialidad de psiquiatría en Doctología, os contamos cómo se diagnostica este trastorno y cuáles son los tratamientos efectivos disponibles a día de hoy.
Índice de contenido
¿Qué es el trastorno de identidad disociativa?
El trastorno de identidad disociativa surge como una respuesta psicológica a experiencias traumáticas, especialmente las que han surgido durante la infancia. La disociación es un mecanismo de defensa que permite que la persona se separe mentalmente de una situación insoportable, lo cual se convierte en una estrategia de supervivencia.
Con el tiempo, esta respuesta se puede solidificar, dando lugar a diferentes identidades o estados de personalidad, cada uno con sus propias memorias, actitudes, comportamientos o incluso formas de ver el mundo.
¿Cómo se diagnostica el trastorno de identidad disociativa?
El diagnóstico del trastorno de identidad disociativa es un proceso complejo que requiere una evaluación exhaustiva por parte de un profesional de la salud mental, como un psicólogo o psiquiatra con experiencia en trastornos disociativos. Si sientes que un familiar cercano puede estar desarrollando este trastorno, no dudes en ponerte en contacto con el Dr. Vicente Ezquerro Esteban, médico especializado en psiquiatría que evaluará el caso del paciente.
Dado que los síntomas del TID pueden solaparse con los de otros trastornos (como el trastorno límite de la personalidad o la esquizofrenia), es fundamental realizar un diagnóstico diferencial adecuado.
Principales criterios diagnósticos según el DSM-5
El manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) establece una serie de criterios para diagnosticar el trastorno de identidad disociativa:
- Presencia de dos o más identidades o estados de personalidad diferentes, cada uno con su propio patrón de percepción, relación y pensamiento sobre el entorno y sobre sí mismo.
- Amnesia recurrente en el recuerdo de información personal que es importante y que no se explica por un olvido común.
- Interferencia significativa en la vida cotidiana debido a los cambios de identidad y la amnesia asociada.
- No es una consecuencia directa de una práctica cultural o religiosa.
- No es atribuible a los efectos de sustancias, como las drogas o el alcohol, o a una condición médica.
El diagnóstico del TID suele implicar entrevistas clínicas, pruebas psicológicas y, en algunos casos más complejos, el uso de técnicas de evaluación proyectiva para observar cómo se manifiestan los distintos estados de personalidad.
Además, el médico especialista también se informará a través del historial de traumas del paciente, ya que el trastorno de identidad disociativa se asocia frecuentemente con abusos o traumas infantiles.
Tratamiento del trastorno de identidad disociativa
Existen varias herramientas y cuestionarios específicos, como la escala de experiencias disociativas (DES), que ayudan a los profesionales a evaluar la intensidad de la disociación.
En algunos casos, se utilizan técnicas como la hipnosis o el mapeo de estados de identidad para comprender las identidades presentes y sus características.
El tratamiento del TID es un proceso que implica múltiples fases y suele requerir una combinación de terapias. La meta principal es integrar las identidades o, cuando esto no es posible, conseguir una convivencia armónica entre ellas.
Psicoterapia de integración
La psicoterapia es el enfoque de tratamiento más común y eficaz para el trastorno de identidad disociativa. A continuación, se detallan las fases que suele implicar:
- Fase de estabilización: se enfoca en la seguridad del paciente y en ayudarle a lidiar con los síntomas más agudos, como la ansiedad, la depresión y la conducta autodestructiva.
- Fase de procesamiento del trauma: en esta etapa, el paciente aborda los traumas del pasado que desarrollaron el trastorno. A través de técnicas como la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la terapia de exposición, se procesan los eventos traumáticos.
- Fase de integración: durante este periodo, el objetivo es trabajar para que las identidades puedan fusionarse en una sola o, si esto no es posible, facilitar una cooperación acorde entre todas ellas. Esta fase puede durar varios años y suele requerir mucha paciencia por parte del terapeuta.
Medicamentos
No existe un fármaco específico para el trastorno de identidad disociativa. Sin embargo, algunos pacientes tratan síntomas como la ansiedad, depresión o insomnio con ayuda de medicamentos. Los antidepresivos, ansiolíticos o estabilizadores del ánimo pueden usarse en combinación con la psicoterapia para ayudar a mejorar y reducir los síntomas.
Apoyo psicosocial y educación
La familia y el entorno del paciente juegan un papel muy importante durante el tratamiento del trastorno de identidad disociativa. El apoyo de seres queridos, la comprensión y la educación sobre el trastorno ayudan a reducir el estigma y proporcionan un entorno de apoyo. La educación sobre el TID también es esencial para el paciente, ya que le permite entender su trastorno y adoptar estrategias de afrontamiento saludables.
El trastorno de identidad disociativa sigue siendo un trastorno rodeado de mitos y controversias, lo que a menudo dificulta que los pacientes reciban la ayuda adecuada. La recuperación de este trastorno requiere tiempo, paciencia y el acompañamiento de profesionales especializados. Si bien el diagnóstico puede ser complicado y el tratamiento es largo, con el enfoque, la ayuda médica y el apoyo constante es posible que los pacientes logren una vida funcional.
Si tienes más dudas sobre el trastorno de identidad disociativa, no dudes en ponerte en contacto con nuestro Dr. Vicente Ezquerro Esteban, médico especialista en psiquiatría.