Necesito ayuda, pero me echa para atrás solicitarla porque temo que me genere dependencia. Ahora bien, si me decido a llamar a un psiquiatra o a un psicólogo, necesito transmitir que la quiero rápida y eficaz. ¡Ya! y con una solución con fecha muy próxima porque ¡No puedo más!
Esta posición personal de necesitar ayuda, pero estar dudoso/a en pedirla; solicitando una entrevista con un profesional de la psicología, es la que se transmite y proyecta en la llamada inicial de petición de cita para una consulta; y en muchas primeras entrevistas profesionales.
En el reproductor superior puedes escuchar la entrevista que le hicieron al Dr. Ezquerro en Cope Zaragoza sobre este y otros temas.
Vimos en otro artículo publicado en Doctología (Las personas somos seres sociales y necesitamos de otras personas), cómo el concepto equivocado y sobrevalorado de independencia, está en muchas ocasiones tras el sentimiento de vergüenza que echa para atrás y retrasa la solicitud de ayuda psicológica; cronificando y empeorando estados de sufrimiento emocional, que de no ser resueltos pueden evolucionar hacia psicopatologías y trastornos mentales. En este texto el Dr. Vicente Ezquerro analiza el itinerario personal que recorren muchas personas hasta que se ven sentados en una consulta delante de un psiquiatra o un psicólogo.
El Dr. Ezquerro, en su consulta zaragozana de psiquiatría y psicología, lleva más de treinta y cinco años tratando pacientes con terapias de “Cura por la palabra”, que en ocasiones han de ser complementadas y combinadas con medicación según la dolencia diagnosticada.
Muchas veces el sentimiento de vergüenza retrasa la petición de ayuda. En ocasiones retrasar la terapia puede derivar en problemas más serios.
Ha visto a cientos de pacientes que le han confesado el calvario que pasaron hasta que se decidieron a coger el teléfono y pedirle una cita. Por su larguísima experiencia en practicar psicoterapia entiende, como nadie, el esfuerzo que realiza cualquier paciente que se sienta frente a él, en su consulta y el miedo inicial que puede padecer.
En el siguiente vídeo, el Dr. Ezquerro nos explica qué es la piscoterapia y cómo puede ayudarte:
Índice de contenido
Pregunta. Dr. Ezquerro, ¿por qué las personas, en general, tenemos tanta aversión a solicitar la ayuda psicológica?
Dr. Ezquerro. Es cierto que a la gente normal nos cuesta mucho llegar a la conclusión de que necesitamos la ayuda de un profesional, porque solos no podemos seguir adelante. Pero el hecho de reconocerlo contigo mismo, de decidirte a llamar y pedir una cita, de medio explicar a la persona que te atiende por teléfono por qué la solicitas, es un paso de gigante para iniciar una terapia, si es que al final, la necesitas.
P. Pero ¿por qué tenemos ese miedo a enfrentarnos con nosotros mismos?
Dr. E. Es una cuestión de analizar qué nos ha conducido a esa actitud.
Hay que ir al principio, al origen. Todos los seres humanos en la infancia necesitamos amor para desarrollarnos física y psíquicamente, y alegría existencial implica amor a los demás. Cuando estas necesidades de amor no fueron satisfechas o frustradas, el ser humano posteriormente recela de los demás y duda de encontrar comprensión y cobijo emocional.
Quien fue frustrado en sus demandas humanas de amor, no quiere volver a pasar por aquello de nuevo
Es muy normal decirte a ti mismo: “¡Nunca más!”, pero este, es un compromiso difícil de cumplir; porque los problemas existenciales siempre nos devuelven a la posición de necesitar de los demás para amortiguar nuestro sufrimiento y resolver nuestros conflictos; o el precio que pagaremos será altísimo.
P. Suena terrible lo que usted plantea…
Dr. E. Es que, para estas personas, es como si solicitar comprensión intelectual no fuera vergonzante, pues es sólo eso, análisis-pensamiento intelectual; y lo vergonzante para ellas es el reconocimiento explícito de ayuda emocional, pues reabre la posibilidad humillante de ser, de nuevo, frustrado en sus expectativas de encontrar alguien a quien verdaderamente le importe su desamparo, soledad, sufrimiento y desorientación.
Dudan de que verdaderamente en la vida exista el respeto, la empatía, la comunicación emocional, la ayuda, la colaboración, la solidaridad…
Creen en la necesidad de protegerse, en la existencia de la falta de respeto, del abuso de los demás, siempre que ostenten la más mínima posición de asimetría. En definitiva, los otros son lobos, disfrazados de abuelita.
P. Pero al final muchos superamos ese pánico y pedimos ayuda…
Dr. E. Si me permite el símil médico, es como si el posible temor a la desnudez física en quien fue abusado sexualmente, cada vez que tiene necesidad de solicitar ayuda médica le llevara a reactualizar su trauma; temor a que la desnudez exigible a la exploración médica le hiciera revivir sus sentimientos de indefensión y humillación.
Pues bien, estas personas solicitantes de ayuda psicológica también evitan el tema de la desnudez psíquica, (de su soledad emocional, de su falta de confianza) mediante la peligrosa estrategia de minimizar su demanda solicitando que sólo requieren una orientación o unas “pautas” de conducta, que desean una relación muy breve en el tiempo.
Esto suele suceder bajo dos argucias:
- La argucia de que no disponen de tiempo, bajo cualquier excusa, (¿qué solución a problema alguno puede tener quien no tiene tiempo para dedicárselo a solucionar sus propios problemas?).
- Que tienen poco dinero, (por consiguiente, ¿está solicitando un trato paternalista? que, en el fondo, es lo anhelado; o poniendo a prueba al profesional a quien veladamente se le acusa de «interesado», como si no fueran legítimos los honorarios profesionales (de nuevo, la proyección del denegado y desinteresado amor infantil), o intentar negar que la ayuda profesional no supusiera empatía, respeto y amor al paciente.
P. ¡Es complicado de entender, Doctor!
Dr. E. No es fácil de comprender para una persona sana, las maniobras que puede realizar alguien que está fastidiado, necesita ayuda y le cuesta solicitarla.
Continuando con su itinerario hasta ponerse en manos de un profesional, estas personas temen exponer ante otro ser humano, aunque sea un profesional de la Psicología, sus carencias y debilidades, pues la exposición de su fragilidad, perciben que les haría vulnerables y los colocaría en una posición de desvalimiento y desnudez emocional, que viven como un riesgo de abuso por parte del profesional.
Se hallan inmersos en un grave conflicto, necesitan ayuda, pero temen y les avergüenza pedirla y deben tomar medidas ante un temor que les anticipa un nuevo rechazo y, por tanto, ante esta nueva humillación anticipada imaginariamente, es lógico que no quieran exponerse a una relación continuada, que aunque deseada, sienten que les expone y somete a la incertidumbre de no encontrar ayuda.
Para estas personas, toda nueva relación es un peligro, pues, aunque necesaria y deseada profundamente, anticipan rechazo que quiere ser evitado a toda costa.
P. Doctor vamos a situarnos en nuestra primera visita con un psiquiatra o un psicólogo. ¿Qué va a suceder?
Dr. E. En la primera entrevista el profesional deberá ganarse su maltrecha confianza, intentando establecer un aclaramiento inicial diagnóstico de su problemática y los verdaderos objetivos de la ayuda.
Se deberán despejar en esta entrevista inicial temores proyectados, temores infundados de dependencia vivida como sometimiento y plantear una ayuda emocional como verdadero objetivo terapéutico.
Conviene poner nuestra atención en lo que habitualmente suele subyacer a una demanda de ayuda psicológica; sucede que, tras superar esta primera barrera defensiva, de dar el paso para solicitar ayuda, desemboca -como decía- en una demanda (casi exige) de ayuda rápida, urgente.
P. Parece normal, que si nos encontramos agobiados lo que pedimos al médico o al terapeuta son recomendaciones para salir cuanto antes del estado de ansiedad en el que vivimos…
Dr. E. Generalmente en la historia de las personas que se encuentran atravesando problemas, la conclusión a la que han llegado para no verse a sí mismos avergonzados ni inadecuados, es realizar una petición que refleja lo que ellos quieren evitar: vergüenza, y se explicita mediante una ayuda que en su forma de ver las cosas evita la implicación relacional con el terapeuta, casi siempre solicitan “pautas”.
«Pautas», esta palabra mágica, ha sido puesta de moda por una corriente de la psicología, que pretende que los seres humanos ante los problemas existenciales tenemos problemas de afrontamiento que se solventan con estrategias
El Dr. Ezquerro resume esta complicada situación de este modo:
Viene a ser algo así como que, en el viaje de la vida al encontrarnos en un atasco, sea lógico y habitual pedir ayuda para encontrar un camino alternativo. Totalmente de acuerdo, pero el problema de los viajes es que no sólo es un asunto de alternativas direccionales, sino de disfrutar el viaje, de ser felices; y este estado de felicidad es imposible conseguirlo si uno no lo es con los otros. Difícilmente se puede ser feliz si no se confía.
En estos casos, la ayuda profesional si resulta fructífera deberá constituir un feliz reencuentro del paciente, con una persona, el terapeuta que tras finalizar su relación profesional habrá supuesto un primer vínculo significativo de vitalización y socialización auténtica del paciente, mediante la reconciliación de este, con el mundo y con sus compañeros de viaje, los hombres.
El objetivo de una terapia y su éxito si se logra, es la reconciliación del paciente con el mundo y con sus compañeros de viaje: laspersonas.
Más información
Dr. Vicente Ezquerro Esteban
Especialista en Psicología – Psiquiatría
Experto en:
- Psicología Médica. Psicoterapia de adultos
- Terapia de pareja
- Diagnostico y tratamiento de trastornos mentales
- Medicina Psicosomática. Psicooncología.
- Psicología infantil y del adolescente
- Neuropsicología
- Psiquiatría del anciano
- Sexología medica
- Psicodiagnóstico y peritajes
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