Las relaciones sociales son imprescindibles para nuestra salud física y mental.
Nos quedaríamos pasmados si nos dijeran el número tan grande de personas que viven absolutamente solas en nuestros pueblos y ciudades.
Parece que esta situación no sucediese en España; que es cosa de otros países, que la cultura mediterránea asegura redes familiares y sociales. Pues no es así, sólo en Aragón más de 8.000 personas confiesan que viven solas, que no tienen familia ni amigos, nadie a quien llamar o con quien hablar.
Se cuentan por decenas de miles la gente que no tiene familia ni amigos en nuestro país. Son demasiada gente aislada y eso nos lleva a preguntarnos por los peligros de la soledad y los riesgos que genera en nuestra salud.
Las relaciones interpersonales son necesarias para asegurar una buena calidad de vida. Así lo corroboran numerosos estudios científicos que afirman el innegable beneficio que la compañía aporta al ser humano.
Y es que relacionarnos con nuestros familiares, amigos o vecinos suele traducirse en un efecto beneficioso para la salud al amortiguar los efectos negativos de factores estresantes, como las enfermedades o cambios importantes. Además, las relaciones sociales pueden reforzar la autoestima y el autocontrol, así como el afán de compromiso y superación.
La soledad puede afectar al bienestar emocional y también a la salud física.
Índice de contenido
Efectos del aislamiento en nuestra salud
El aislamiento resta eficacia a la respuesta defensiva de nuestro organismo y, por ello, las personas que están solas ven mermadas la producción de anticuerpos y son más propensas a contraer enfermedades víricas.
La soledad puede provocar una respuesta negativa del sistema endocrino y está ligada a un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardíacas o cáncer. Incluso está demostrado que quienes viven solos presentan un mayor riesgo de morir prematuramente.
Según destaca el Dr. Vicente Ezquerro, médico especialista en Psicología y Psiquiatría en Zaragoza y miembro de Doctología, un caso de soledad puede convertirse en un problema médico, ya que el aislamiento implica un riesgo “gravísimo” en la salud de las personas. Con la soledad, explica el doctor, aumenta la tristeza, el cortisol (“la hormona del estrés”), y esa tristeza hace que empeore el sistema inmunitario.
Por la consulta del Dr. Ezquerro han pasado infinidad de pacientes cuya primera dolencia era justamente, la soledad.
El ser humano tiene la necesidad de sentir la cercanía y el apoyo de ciertas personas que le acompañan en los buenos momentos y le ayudan a seguir en los malos.
El sentimiento de pertenencia y la estima son algunas de las necesidades fundamentales de las personas según la conocida pirámide de Maslow. “La ternura es la necesidad básica del ser humano”, añade el Dr. Ezquerro, citando al famoso psicoanalista, Dr. Sullivan.
Poder contar con alguien, tener con quien desahogarnos o a quien llamar, especialmente en momentos complicados, es fundamental para salir adelante. Como se explicó en este artículo de Doctología: Las personas somos seres sociales y necesitamos de otras personas, a veces desarrollamos un concepto equivocado y sobrevalorado de la independencia y la autonomía personal, olvidando que todos, en algún momento, somos dependientes de otras personas.
Como apunta el Dr. Ezquerro, “las personas vivimos por y para alguien”.
La soledad en Aragón
Sin embargo, en torno a ocho mil aragoneses afrontan cada día en soledad, sin familia ni amigos en los que apoyarse, según la última Encuesta Europea de Salud. Además, los expertos alertan de que la pérdida del sentido de comunidad que se da en la actualidad, agrava estos casos de aislamiento.
Asimismo, en Aragón, ya hay más de 144.700 hogares unipersonales y más de la mitad de estas personas que viven solas tiene más de 65 años.
Un colectivo especialmente vulnerable ya que el 20% de quienes superan esa barrera de edad necesita ayuda diaria para tareas cotidianas, como alimentarse, asearse, vestirse, sentarse o levantarse. Pero no solo necesitan ayuda en un plano físico, sino también emocional.
El Dr. Ezquerro, en su consulta zaragozana de psiquiatría y psicología, lleva más de treinta y cinco años tratando pacientes con terapias de “Cura por la palabra”, que en ocasiones han de ser complementadas y combinadas con medicación. En este artículo nos detalla los efectos que la soledad puede tener en la salud y cómo remediarlo.
Pregunta.— Doctor Ezquerro, ¿cómo se puede sobrevivir sin familia o amigos en los que apoyarse?
Dr. Ezquerro.— Es una situación muy complicada ya que la soledad no elegida perjudica gravemente la salud.
Si volvemos a nuestra infancia, está demostrado que los niños que no son cogidos en brazos, no quieren comer y pueden llegar a morir.
En psicología es básico considerar que una necesidad básica del ser humano es la ternura, que evidentemente tiene que venir de otra persona.
Nos hace mucho daño el concepto actual que se tiene de la independencia. Ya que se suele confundir este término, que significa ser independiente del criterio de otros, con vivir solo, que no es lo mismo.
Muchas personas que están solas se sienten avergonzados o culpables y viven con debilidad la necesidad de solicitar ayuda. Esto hace que el deterioro de la salud tanto física como psíquica se agrave notoriamente.
P.— ¿Cómo afecta la soledad a la salud de estas personas?
Dr. E. — La soledad implica un riesgo gravísimo en la salud de las personas. La sensación de acompañamiento es fundamental y necesaria. Cuando no hay una base de contacto físico, los problemas se agravan.
Recordemos que, en las cárceles el mayor castigo que se puede imponer a un ser humano es privarlo del contacto con otras personas. El aislamiento es la máxima pena.
No podemos vivir sin familia y sin amigos en quien apoyarse.
P.— ¿El aislamiento nos puede conducir al estrés?
Dr. E.— Sí, está demostrado que la soledad produce estrés, ya que provoca una serie de transformaciones en el cuerpo importantes: aumenta el cortisol, aumenta la tristeza, el sistema inmunitario empeora…
P.— ¿Qué haces si sufres angustia o tristeza y no puedes llamar a nadie?
Dr. E. — Han aparecido medios muy importantes como el Teléfono de la Esperanza o la Ayuda a Domicilio, aunque ahora no esté planteada como una ayuda psicológica, tendrá que evolucionar hacia ahí.
Una persona en esa situación puede y debe solicitar asistencia psicosocial en la Sanidad Pública; o pedir consulta psicológica en la medicina privada.
El problema, es que muchas personas que están solas sienten vergüenza a la hora de llamar y, entonces, la situación de aislamiento se agrava. Algunas situaciones como la demencia o la psicosis en ancianos vienen determinadas por el aislamiento.
Desde el punto de vista de la salud mental hay que hacer que esas personas solas pierdan la vergüenza de pedir ayuda y que haya mecanismos sociales que faciliten el acompañamiento y la integración.
Las personas vivimos por y para alguien, cuando no se vive para nadie, se pierde el sentido de vivir. Hay situaciones de deterioro gravísimas y hay que desestigmatizar el miedo a pedir ayuda y entenderlo como una necesidad básica.
P.— Ya hay más de 144.700 hogares unipersonales en Aragón y más de la mitad de estas personas tienen más de 65 años. ¿Qué se puede hacer ante esta situación?
Dr. E.— Esto va en contra de lo que estamos acostumbrados a oír, ya que parecía que con la crisis había mayor reagrupamiento familiar. Hay determinadas zonas, barrios nuevos de Zaragoza, en los que el sentimiento de comunidad no está tan marcado, el tejido social es mucho más incipiente.
Además, han desaparecido las parroquias como lugar de agrupación. No hay medios alternativos donde la gente se pueda reagrupar, reunir o conocer.
P.— El 20% de los mayores de 65 años de edad necesitan ayuda diaria para tareas cotidianas y muchos no la tienen. ¿Qué recomendaría a las autoridades o a la sociedad?
Dr. E.— En el terreno de la asistencia social hay un déficit importante. La ayuda a domicilio ha cumplido un papel notable, pero no tendría que centrarse solo en la asistencia física, sino aportar también un planteamiento de ayuda psíquica, más integral. Se necesita un trato más cercano, más de contacto, para detectar los problemas de soledad antes de que sean problemas de salud mental.
P.— ¿Cómo se puede salir de la soledad?
Dr. E.— Lo primero es no sentir vergüenza, ni culpa, ni debilidad. Estar solo es un problema serio y hay que buscar ayuda por todos los medios que sean necesarios. Desde la asistencia social hasta el médico.
Un problema de soledad puede convertirse en un problema médico.
Hay que entender que primero viene la soledad y luego problemas mucho más serios. Por ejemplo, la demencia.
La demencia es una enfermedad neuropsicológica, pero en el deterioro cognitivo tiene mucha influencia el aislamiento. Una forma de prevenir la demencia sería el acompañamiento. Los médicos deben detectar que la soledad es un problema de salud importantísimo.
Como decía Anais Nin, “la única anormalidad es la incapacidad de amar”. Hay muchas personas que están solas, pero siguen teniendo la capacidad de hacer cosas, ser válidas, amar y ser queridas.
La sociedad no les deberíamos fallar y nuestra obligación es integrarlas en le tejidos social
Consejos para hacer frente a la Soledad
Según el informe «La soledad en España», más de cuatro millones de españoles afirman sentirse solos. Para hacer frente a este problema, los autores del informe han propuesto un decálogo de consejos:
- Vivir acompañado es el mejor antídoto contra la soledad.
- Hay que utilizar todos los medios posibles para mantener relaciones.
- Mantenerse laboralmente activo durante el mayor tiempo posible.
- Continuar aprendiendo cosas nuevas a lo largo de la vida.
- Mantenerse actualizado en el campo de las nuevas tecnologías telefónicas e informáticas.
- Mantener y cuidar las relaciones con familiares y amigos.
- Participar activamente en actividades de grupo.
- Tener hobbies y pasatiempos, y practicarlos siempre que se pueda.
- Mantenerse bien físicamente mediante la práctica del deporte.
- Profundizar en uno mismo para detectar los motivos de nuestro sentimiento de soledad.
El Doctor Vicente Ezquerro, nuestro especialista en Psicología y Psiquiatría
El Dr. Ezquerro es experto en Psicología Médica, Psicoterapia de adultos, terapia de pareja, diagnóstico y tratamiento de trastornos mentales, Medicina Psicosomática, Psicooncología, Psicología infantil y del adolescente, Neuropsicología, Psiquiatría del anciano, Sexología médica, psicodiagnóstico y peritajes.
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