Entrevista Dr. Ezquerro Psiquiatra

Llegó a la Psiquiatría porque le gustaban las Humanidades, la relación con las personas, tratar de comprender la mente y el comportamiento humano. Lleva 35 años trabajando en su consulta de Zaragoza y sigue manteniendo la misma ilusión y compromiso con sus pacientes y con todo aquello que les sucede.

Me gusta escuchar a la gente y creo que lo básico son las relaciones humanas

 ¿Por qué decidió ser médico?

Me gustaba la Psicología, pero tenía que estudiar Filosofía porque en aquellos años no existía como carrera y yo venía de la rama de Ciencias, así que parecía complicado y tomé la decisión de estudiar Medicina para poder hacer Psiquiatría. En realidad, me sentía más cerca de las Humanidades, y ese aspecto humanista fue el que me llevó a platearme ser médico psiquiatra.

¿Qué recuerda de su época de estudiante?

Recuerdo que en la asignatura de Psicología, como era la que más me gustaba, me preparaba las clases, era muy participativo y tenía mucho interés en aprender, esto hizo que me ofrecieran la posibilidad de ser alumno interno de Psiquiatría, aunque estaba todavía en segundo de carrera, y Psiquiatría era una asignatura de quinto año de la Licenciatura de Medicina.

Además, coincidí con la primera promoción de especialistas en Psiquiatría que se formaba en Zaragoza y vinieron muchos psicoanalistas para formar esta primera promoción; así que tuve la oportunidad de estar con ellos casi desde el principio de la carrera.

Después de hacer Medicina, tenías que estudiar otros dos años para conseguir la especialidad. Pero yo llevaba ya cuatro años en Psiquiatría y en el último año de carrera incluso me dieron la oportunidad de pasar una consulta de Sexología, que fue pionera en España.

¿Dónde están los inicios de su trabajo?

Mis primeros pasos fueron de Profesor Ayudante, mientras hacía la Tesis Doctoral, y de ahí conseguí una plaza de Neurociencias en el CSIC. Así empecé a ganarme la vida a la par que abría mi propia consulta en Zaragoza.

Posteriormente y tras finalizar mi paso por el CSIC obtuve una plaza de Profesor Adjunto de Psicología Médica en la Facultad de Medicina de Reus, dependiente de la Universidad de Barcelona. Renuncié tras varios años a esta plaza para incorporarme a la sanidad pública, en los Centros de Planificación Familiar del INSALUD, cuando se abrieron en Zaragoza, siendo el único psiquiatra en España en estos centros, guardo buen recuerdo de aquella época, fue muy interesante. Posteriormente me incorporé a las Unidades de Salud Mental.

¿Por qué le atraía tanto la Psicología?

Me gustaba por esa vocación humanista de escuchar a la gente, de comprender, de comunicar y mediante la palabra aliviar el sufrimiento humano. Hoy falta vocación de escuchar y yo creo que lo básico son las relaciones humanas, independientemente de que haya aportaciones en las ciencias del cerebro, todavía quedan por establecer el nexo de unión entre cerebro y mente.

En Psiquiatría no todo se soluciona con psicofármacos

¿Por dónde avanza el psicoanálisis?

Para Eric Kandel, Premio Nobel de Medicina y Fisiología 2000, “la más reconocida figura de la ciencia en el momento actual, el psicoanálisis todavía representa la perspectiva más coherente e intelectualmente satisfactoria de la mente”. La colaboración entre neurociencia y psicoanálisis está plasmada en el Arnold Pfeffer Center for Neuro-Psychoanalysis, en el que colaboran junto a reputados psicoanalistas como Fonagy y Kernberg, neurocientíficos como el español Antonio Damasio y Panskepp entre muchos otros. Las discusiones de escuela y escolástica sobre el psicoanálisis han desaparecido con la vigente aparición de la escuela de psicoanálisis denominado relacional, que es la vertiente más clínica y actual, en la que me hallo integrado.

En la actualidad, la punta de la lanza de la investigación se encuentra centrada en la denominada teoría del self (sí mismo), que integra diversos aportes teórico-prácticos y de gran actualidad clínica.

Hoy admitimos que la identidad humana es narrativa, nos constituimos como un relato, en torno a palabras que tienen un significado personal y evocan recuerdos ligados a experiencias emocionales.

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¿Cómo es su trabajo con los pacientes?

Yo soy de los que pienso que en Psiquiatría no todo se soluciona con psicofármacos. Puede ser necesario en momentos puntuales, pero cuando el paciente está mejor sintomáticamente hay que abordar qué le ha pasado y por qué le ha pasado.

No debemos olvidar que la Psiquiatría es un intento de comprender la conducta humana y los trastornos que producen sufrimiento psicofísico. Dependiendo de cuáles sean los móviles del trastorno veremos cómo intervenir.

Y eso, ¿cómo se consigue?

Yo escucho a la gente desde un soporte teórico-comprensivo que es de origen psicodinámico (psicoanalítico), intentando organizar lo que me está diciendo para buscar un significado a lo que esa persona hace y/o dice hacer.

En la consulta debes conseguir que el paciente forme parte de la solución, que entienda por qué le pasan las cosas y colabore activamente en su transformación. Hay que lograr que el paciente sea espontáneo, ponerse en su lugar, hablar su lenguaje…, y en definitiva co-construir una relación que resulte terapéutica para el paciente.

La gente no miente, te cuenta lo que te quiere contar y hasta donde te quiere contar

¿Comparte la idea del paciente activo y participativo?

Sí, claro. Hay que evitar el concepto de paciente pasivo, debe olvidar que eres el médico entendido como una figura de autoridad para que sea capaz de interactuar, y así es como se crea una relación humana muy potente.

Mediante el análisis de la relación médico-paciente establecida en la consulta adquieren una capacitación en el conocimiento de ellos mismos, en su desarrollo personal y, para eso, hay que preguntar mucho, y escuchar más. Darles confianza, que puedan hablar, que no se sientan juzgados, que se puedan sentir entendidos y que tengan una relación igualitaria con el médico.

Como decía el personaje de la serie House, ¿todos mienten?

La gente no miente, te cuenta lo que te quiere contar y hasta donde te quiere contar y eso yo también lo entiendo.

Nosotros no tenemos por qué decirles a las personas qué tienen que hacer. No soy partidario de dar la solución sin recorrer un camino comprensivo con el paciente y esto lleva tiempo, no se resuelve en consultas rápidas.

Después de 35 años trabajando, ¿volvería a elegir la Psiquiatría?

Cien veces que naciera, cien veces haría lo mismo. Esta profesión es un privilegio, la relación humana con la gente conforma muchas cosas y a mí, mis pacientes también me han aportado y me siguen aportando mucho. Es un privilegio entrar a formar parte del universo personal de cada paciente.

Es un trabajo que tiene muchísimas compensaciones porque, además, estableces unas relaciones profundas intentando aliviar el sufrimiento personal. Todo esto, en último término tiene que ver con la esencia filosófica de la Medicina.

De Cerca…

Si no hubiera sido médico…

– Hubiera estudiado Filosofía, Literatura o Sociología.

Un libro que recomendaría…

Pinocho. A este cuento se le relaciona con la mentira, cuando en realidad está relacionado con la idea de que el muñeco de madera se transformará en humano cuando se preocupe por los demás. Pinocho se transforma en un niño cuando entra en la ballena para salvar a su padre.

Una película…

La vida es bella.

Una canción…

– Cualquier tema de Eleni Karaindrou.

Un viaje pendiente…

Al Polo Sur.

A qué dedica su tiempo libre…

– A pasear por el monte, a esquiar, pero también me encanta, leer, escuchar música y la pintura.