Entre las personas normales y corrientes, encuentras posturas muy diferentes ante la eventualidad de consumir fármacos para solucionar un problema de origen psicológico y/o psiquiátrico. Los hay que se niegan en redondo a consumir nada a causa de un miedo irracional, a que las medicaciones que dan los psiquiatras (los psicólogos no pueden prescribir medicamentos) les van a dejar «medio alelados» o les van a generar una «adicción».
Otro grupo se toma con fe ciega todo lo que les ordena su médico, pero le cuesta prescindir de elementos como el alcohol, tabaco, drogas, café y otras medicaciones que pueden inhibir la función del tratamiento prescrito o potenciarlo en sentido negativo. Por fin está el colectivo de los pacientes que por causa de su diagnóstico llevan mucho tiempo tomando medicación y se plantean si podrían dejar de tomarlos. Algunos, no se atreven a plantearlo a su médico, pero les gustaría verificarlo con una segunda opinión. ¿Qué hacemos con estos últimos?, ¿Cómo mitigar esa inquietud y no vivirlo como una condena?
El Dr. Ezquerro, en su consulta zaragozana de psiquiatría y psicología, lleva más de treinta y cinco años tratando pacientes con terapias de «Cura por la palabra» que en ocasiones han de ser complementadas y combinadas con medicación según la dolencia diagnosticada. En este artículo nos plantea cómo resolver esta situación. Su anterior entrega explicaba el escenario de las personas que temen acudir a la consulta del psiquiatra por temor a que le prescriban medicación, ese miedo a los psicofármacos y su «leyenda negra». Quizá han superado la crisis inicial y en una segunda fase es posible prescindir de los mismos.
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Pregunta: ¿Por qué tienen tan mala fama los psicofármacos?, ¿Por qué alguien que lleva tiempo con un tratamiento y le va bien, le entran dudas sobre abandonar?
Dr. Ezquerro. Es evidente que la persona que se plantea esta pregunta, está en la actualidad tomando psicofármacos desde hace tiempo por prescripción facultativa y está comenzando a evaluar la posibilidad de prescindir de ellos. A partir de esta premisa, la primera duda que nos asalta es la decisión de consultar a otro profesional, considerando esto como una falta de fidelidad a quien nos ha venido ayudando hasta ahora; ello nos produce un cierto sentimiento culpable por sentirnos ingratos.
¿Pero no es legítimo el consultar a otro especialista si las dudas nos atormentan?
Dr. E. Claro que es legiítimo y además normal. Actualmente en medicina está bien aceptado entre los profesionales lo que se denomina segunda opinión. Esta solicitud de consulta para una evaluación diagnóstica y opciones en cuanto al tratamiento a seguir, está bien establecida en la clínica y considerada por los profesionales.
La solicitud de consulta para segunda opinión, no supone la decisión de cambiar de profesional, sino una petición de confirmación diagnóstica y evaluación de otras opciones terapéuticas complementarias al tratamiento farmacológico o que puedan acabar con este, como resultado de la nueva relación psicoterápica establecida en el tiempo entre el paciente y su médico.
Pedir una segunda opinión esta bien visto por parte de los psquiatras. Es normal que la gente lo haga
¿Y si al paciente le da vergüenza decírselo a su médico o no se atreve porque tema que se quiebre la relación de confianza establecida entre los dos?
Dr. E. No tiene que pasar ningun apuro. Tiene que superarlo y hablar con su medico.
Si esta nueva valoración, segunda opinión, confirma tanto el diagnóstico como la conveniencia de seguir el tratamiento en curso, el paciente habrá despejado sus dudas, reafirmará con mayor intensidad y confianza y la relación primitiva terapéutica. Además reforzará la conveniencia de seguir el tratamiento farmacológico en curso tras despejar dudas y temores sobre el uso continuado de los fármacos prescritos que lleva tiempo consumiendo.
¿Qué problemáticas puede crear la famosa «segunda opinión?
Dr. E. Es cierto que, en general, caben en esta solicitud de la «segunda opinión» distintas problemáticas, que deben de ser evaluadas: Si los psicofármacos fueron instaurados clínicamente como la única acción terapéutica por parte del médico que evaluó nuestra demanda de ayuda psíquica; y esta ha sido su única respuesta en el tiempo a la demanda de ayuda para aliviar el sufrimiento, caben valorar dos posibilidades:
La más común. La agudeza de la crisis inicial, obligó a una ayuda sintomática de urgencia y esta fue la farmacológica. Esta mostró sus beneficios paliativos a nivel físico y esto creó la falsa impresión de que si unos fármacos nos alivian, esto implica un posible origen bioquímico de nuestro malestar. Algo así como que si la aspirina nos alivia la fiebre, esto implica que el origen de nuestra fiebre es el déficit de aspirina.
Al volver a consulta y evaluar los resultados de la acción médica inicial; médico y paciente aceptan su eficacia con lo que esta va a seguir siendo la pauta dominante de relación: la evaluación del tratamiento psicofarmacológico.
Este modelo de relación se asemeja en todo a la relación médico paciente habitual en medicina. El médico es el que sabe del proceso clínico y quien hace la preguntas (dirige la entrevista), evalúa y finalmente dirige las indicaciones sobre las actitudes a seguir por la persona que sufre, el paciente si se quiere curar.
Osea que el paciente aparca su temores y se entrega, de nuevo, en brazos de su médico…
Dr. E. Sería más o menos la situación. No se ha quebrado la relación de confianza. Este modelo de relación tiene el “beneficio” de mostrar al sufriente (paciente) que él no es responsable de sus padecimientos, sino que viene a ser el pagano de un desafortunado destino o bien bioquímico en su origen y por tanto hereditario, o de repuesta bioquímica insuficiente. Así el refuerzo clínico es un “refuerzo bioquímico” y por tanto quien sabe de esto es, el clínico. El paciente queda con esta idea bioquímica confusa sobre sus padecimientos inciertos, pero desafortunados, a merced de que la suerte le depare un buen conocedor de los secretos de la alquimia del alma (un buen médico bioquímico). Ha perdido responsabilidad en sus padecimientos, pero sale de este proceso con la conciencia de debilidad bioquímica/psíquica, y por tanto confuso y habiendo perdido una posibilidad de autoconocimiento y fortalecimiento psíquico.
Y si el paciente llega ya medicado por otro especialista y con el mismo miedo ¿qué hacemos?
Dr. E. Es muy habitual. Son casos en los que ha habido un seguimiento del tratamiento farmacológico prescrito inicialmente, sin un posterior seguimiento especializado. O bien ha sido mantenido en el tiempo por el médico de familia, o el propio paciente ha seguido sosteniéndolo al considerar su beneficios, hasta hoy, porque le da miedo qué pasará si deja de tomarlo.
En cualquiera de los casos, cuando alguien se hace esta pregunta, está considerando la posibilidad, de con ayuda psicoterápica complementaria de proceder a la disminución gradual del tratamiento farmacológico o incluso de retirarlo. Este momento vital debe ser aprovechado para, en todos los casos, proceder a una consideración de nuestro momento existencial y de nuestras fortalezas psíquicas, procediendo a una evaluación actual rigurosa y a establecer un camino futuro basado más en nuestras fuerzas psíquicas y en el refuerzo mediante la relación terapéutica.
Lo mires por dónde lo mires cualquiera de las dos situaciones no resulta fácil para quien vive este problema y encima sufre el plus de la duda sobre si estarán acertando con él; por ello resulta definitivo que no se rompa la confianza con su médico, que le consulte hasta la mínima duda, aunque sea repetitiva y necesite escuchar «cien veces lo mismo», porque solo por verbalizarlo va a bajar varios grados la presión de su ansiedad. El Dr. Ezquerro lleva tratando está casuística con infinidad de enfermos desde hace más de treinta años, y tiene la experiencia necesaria y probada para aconsejar al paciente «por dónde le conviene caminar».
Dr. Vicente Ezquerro Esteban
Especialista en Psicología – Psiquiatría
Experto en:
- Psicología Médica. Psicoterapia de adultos
- Terapia de pareja
- Diagnostico y tratamiento de trastornos mentales
- Medicina Psicosomatica. Psicooncología.
- Psicología infantil y del adolescente
- Neuropsicología
- Psiquiatría del anciano
- Sexología medica
- Psicodiagnostico y peritajes
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