En estos trágicos y desgraciados momentos en los que la pandemia no nos permite acompañar a los enfermos de Coronavirus. Tampoco podemos enterrar a las personas que han fallecido mediante un ritual adecuado. Nos vemos obligados a posponer este momento. Esa impotencia que sufren los dolientes familiares, se agrava en la situación de confinamiento.
Ante la imposibilidad de despedirnos físicamente será importante “crear” nuestros propios rituales. Podemos despedirnos a través de una carta para que algún sanitario pueda leérsela, o grabar un audio.
El Dr. Vicente Ezquerro, especialista en psiquiatría, y la psicóloga Paola Pérez nos dan las claves para entender el duelo, aprender a gestionarlo y lidiar con la muerte de un ser querido en tiempos de cuarentena.
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P. – ¿Dónde se puede encontrar consuelo, encerrado en tu casa, si no has podido siquiera dar un abrazo a quién has perdido?
Perder a quién has amado sin despedirte; a tu amigo; a tu compañero de oficina; a esa madre afincada en una residencia de ancianos o sola en su casa; a tu padre, ese abuelo que no entiende nada de lo que sucede, porque está muy deteriorado y piensa que lo has abandonado. O que entiende demasiado y se va al otro mundo absolutamente solo. La vida es dura, muy dura, pero también muy hermosa, aunque hoy no te lo parezca.
P. – ¿Cómo se construye un duelo en unas circunstancias tan excepcionales?
El duelo es un proceso que se lleva a cabo después de la pérdida de un ser querido. Esta pérdida nos afecta tanto psicológicamente, como en nuestro comportamiento e incluso se manifiesta a nivel físico. Nos quedamos en shock, quizá no podemos dormir o no nos queremos despertar. Es un proceso necesario, universal y doloroso. El duelo, sirve para elaborar y digerir el impacto de la pérdida y adaptarnos a la nueva situación.
Es evidente que construir un duelo, en unas circunstancias tan excepcionales parece una misión imposible. La magnitud del dolor y sus posibilidades de recuperación nos parecen insondables e insuperables. Si además le añadimos que algunos tampoco pueden recibir consuelo corporal, mediante apretones, abrazos o besos… Sentimos un dolor que no podemos explicar con palabras.
El duelo es un proceso que evoluciona a través del tiempo y del espacio, pues es inevitable perder a alguien significativo a lo largo de nuestra vida. Los rituales alivian, son la medicina para los vivos.
P. – ¿Tener o crear rituales puede aliviar la pérdida?
Los rituales funerarios son la medicina para los vivos, lo que nos arrastra a vestirnos para la despedida, a preparar unas flores con una dedicatoria, una esquela de despedida y una ceremonia en el que nos abrazaremos y acompañaremos en comunidad. Los rituales alivian.
El duelo es un proceso normal, que evoluciona a través del tiempo y del espacio, ya que a lo largo de nuestra vida es absolutamente inevitable perder a alguien significativo. El duelo es dinámico, depende del reconocimiento social; es íntimo (cada persona lo lleva de diferente manera) y también es social, ya que conlleva rituales culturales.
Inmersos en una crisis sanitaria de dimensiones aún desconocidas; para evitar nuevos contagios se impide el acompañamiento. Sabemos que el personal sanitario está ejerciendo un enorme apoyo con los enfermos hospitalizados; pero los familiares no pueden dar un último beso, un último abrazo de despedida, no pueden asistir al funeral, no hay acto de público de despedida. Y eso por no hablar de los que fallecen solos en una residencia o en su propia casa.
P. – ¿Cómo se puede afrontar esta realidad si existen sentimientos como la culpa o la pena?
Esta situación, puede derivar en duelos complejos, muy complejos. Por ello, ante la imposibilidad de despedirnos físicamente será importante “crear” nuestros propios rituales. Podemos despedirnos a través de una carta para que algún sanitario pueda leérsela, o grabar un audio en el que le trasmitamos nuestro amor. En muchas ocasiones ni siquiera podemos abrazar al resto de nuestra familia (hermanos, padres…) intentemos ajustarnos a la situación, verbalizar las emociones (aunque sea por teléfono).
Debemos intentar ajustarnos a la situación. Para ello podemos crear nuestros propios rituales: grabar un audio o despedirnos a través de una carta para verbalizar nuestras emociones aunque sea por escrito.
El dolor es agudizado por la soledad del momento y esto irremediablemente generará unas emociones que si posteriormente no se trabajan podrán dejar las heridas abiertas impidiendo el fin del duelo.
P. – ¿Qué podemos hacer, desde nuestro aislamiento, para ayudar amigos y familiares que se encuentren en esta situación?
La vieja medicina de los humanos frente a la muerte siempre fue transformarla en belleza. Belleza de palabras, música, homenajes, monumentos de recuerdo… Les proponemos un ejercicio de creatividad colectiva, al que nosotros como profesionales de la salud mental les hacemos nuestras humildes y empáticas propuestas para esta trágica ocasión.
Debemos resolver el no poder ejercer nuestro cariño corporal, ni nuestras acciones de ayuda al servicio de nuestros familiares y amigos, golpeados por el virus.
P. – Consejos o acciones para lidiar con una pérdida durante la cuarentena
Los creyentes de cualquier religión, tienen sus oraciones y ritos; pero está el grupo de los no creyentes; y a ellos, a todos en general, puede aliviarles ejercitar una serie de acciones dentro su propia casa:
- Vestirse adecuadamente
- Establecer un horario de llamadas
- Escuchar la música que le gustaba
- Montar un “altarcillo” con su foto a la entrada de la casa y fotos nuestras con él, que recuerden momentos entrañables (no en medio de la casa).
- Escribir que siempre le amaste. Que siempre le amarás y te acompañará en tu corazón. Que formó y formará parte de ti siempre. Todos hablamos con nuestros muertos.
- Poner unas flores (todavía hay servicio de Interflora), o sino alguna planta (alguna tendrás)
- Encender alguna vela (siempre hay alguna por casa)
- Escribirle, e ir incorporando los textos que lleguen de él a ese altarcillo (Abrir un chat de textos o mensajes telefónicos), dibujos de los niños si los hubiera.
- Pensar que los que lo querían también sufren: llámalos. Cogerles el teléfono (si no lo haces sufrirán); aunque no te apetezca nada hablar con nadie y repetir el mismo relato doloroso, hablar también ayuda a animarse un poco
De la muerte y de la tragedia, los humanos hemos hecho belleza, monumentos, música, etc. Es y será nuestra forma esencial de ser humanos, ser creativos hasta en la adversidad.
P. – ¿Cómo se pueden superar estos sentimientos de tristeza y frustración?
La tristeza que sentimos tiene una función importante, ayuda a que nos adaptemos paulatinamente a la pérdida, a la nueva situación. Después de la pérdida nuestro mundo se ha quebrado, algo se rompe en nuestro interior e intentamos buscar una explicación, una que no llega… porque no la hay. El duelo, es ese proceso que primero nos hace negar a realidad, esa realidad que es demasiado dolorosa y después nos permite superarla.
Hay personas que sienten que tras una pérdida su mundo se quiebra. Intentan buscar una explicación, pero no la encuentran pero no la hay. El duelo es el proceso que nos ayuda a transitar los sentimientos, desde el dolor hasta la aceptación.
Puede que pasado un tiempo sintamos enfado, rabia, ¡qué injusta es la vida!, y luego: el vacío. La pena y la tristeza se apoderan de todo. Un dolor constante al principio que, poco a poco, se irá alternando con la aceptación de que él/ella ya no está y el dolor, aunque siga, será más suave; irá y vendrá.
No tenemos un antídoto para no sufrir, los humanos sufrimos desde el principio de los tiempos, convivimos con la vida y con la muerte. Pero sí sabemos una cosa, hablar de nuestros sentimientos con los demás nos ayuda a superar el dolor y nos protege de caerque es la desesperanza.
No estás solo. Aunque quieras que te dejen en paz con tu duelo. Porque, aunque no quieras, aunque no lo veas: siempre hay alguien en este Planeta que te quiere y que desearía ofrecerte su hombro – ahora virtual- para que puedas apoyarte y seguir el camino.
Aunque la pérdida te haya sumido en una oscuridad incierta, lo único seguro, es que el sol sale y luce, cada día, hasta en el lugar más difícil. Deja que te acaricie. Eso te aliviará.
Dr. Vicente Ezquerro, Psiquiatra – Paola Pérez, Psicóloga.
El Dr. Vicente Ezquerro, es Médico, especialista en Psiquiatría, con más de 46 años de experiencia en la práctica pública y privada. Doctor en Medicina. Ex profesor de Psicología Médica de la Universidad de Barcelona. Pionero en Sexología Médica y en terapia de pareja. Especialista en psicoterapia individual. En su consulta de Zaragoza coordina el equipo de las psicólogas Adriana Marqueta y Paola Pérez para los tratamientos más específicos en distintos segmentos de edad y problemática de los pacientes.
Paola Pérez Correas, es Licenciada en Piscología y Máster en Psicología Clínica, Legal y Forense por la Universidad Complutense de Madrid. Forma parte del equipo del psiquiatra, Dr. Vicente Ezquerro, en las materias de Psicología Sanitaria Psicoterapia y Psicodiagnóstico. Le avala una gran experiencia en el trato con niños y adolescentes en distintos centros municipales y privados.
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