Siempre le había gustado la naturaleza y los animales, así que pensó dedicarse a la Biología o ser veterinario. Pero un día, fue a visitar a un amigo al hospital universitario, hoy el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, y se quedó tan impresionado de ver su trabajo que optó por la Medicina. Lo que comenzó como algo vocacional le ha llevado a ser pionero en España en el desarrollo de la técnica Balón de Bielefeld (TubaVent), una innovadora cirugía para evitar la presión de los oídos y las otitis.
Lo apasionante de la Medicina es que puedes estar permanentemente aprendiendo
¿Por qué eligió esta especialidad?
Tuve la suerte, en sexto de carrera, de ayudar a un cirujano maxilofacial, el Dr. Palomar, que trabajaba en Virgen del Camino (Pamplona). El cuál me enseñó muchísimo y fue allí donde me enamoré de la cirugía del cuello. Cuando fui a elegir el MIR tuve la oportunidad de elegir otorrinolaringología, especialidad que me gustó mucho más.
¿Estudió en Zaragoza?
Aunque empecé en esta ciudad la carrera, en tercero fui a Pamplona y continué estudiando allí. Mis inicios son del Hospital Virgen del Camino, pero en enero de 1989 ya era otorrino y vine a Zaragoza. Conseguí una plaza en el Centro de Especialidades de San José y después entré en el Hospital Miguel Servet, donde estuve hasta el año 2000. Lo compaginaba con la Clínica Quirón, pero a partir de ese año me quedé sólo con mi trabajo en Quirón.
¿Cómo recuerda aquellos años, el inicio de su carrera profesional?
Cuando empiezas de residente, vives fuera de casa, haces las guardias en el hospital, acabas dándote cuenta de que puedes con todo ello. Son momentos felices, de satisfacción, que te llenan muchísimo.
Después tuve la suerte de irme a Barcelona al Instituto de Emilio García Ibáñez, una referencia mundial. Estábamos allí unos meses a caballo del Hospital de Bellvitge y el Instituto García Ibáñez. Estreché mucho la relación con él y aprendí todo lo que sé de oído.
La cirugía oncológica la desarrollé, sobre todo, en el Miguel Servet y de la mano del Dr. Alberto Ortiz, con toda la experiencia que tenía.
Lo que he intentado siempre es ir donde estaban los mejores especialistas, e ir aprendiendo cirugías nuevas. Yo considero que he aprendido de todo el mundo con el que he trabajado y siempre tengo un nuevo proyecto en marcha. Eso es lo bonito y lo apasionante de la Medicina, que puedes estar permanentemente aprendiendo, haciendo cosas nuevas. Eso también supone que es muy sacrificada, y al mismo tiempo muy gratificante. Ir por la calle y que te pare la gente para darte las gracias te reconforta y te anima a continuar.
Me gusta mucho el trato con el paciente, me reconforta y disfruto hablando con ellos
¿Ha cambiado mucho la relación médico-paciente?
Muchísimo. Pero ha cambiado para bien. Hoy hay mayor confianza, pero siempre teniendo claro que hay que tener la cabeza lo suficientemente fría como para no dejarte influir sentimentalmente, porque hay que tomar decisiones difíciles y mantener cierta distancia.
A mí, en la facultad, me enseñaron a ser humano. Yo soy partidario de decirle al paciente lo que tiene, y trato de hacerlo con cariño, porque es muy importante que se mentalice sobre el proceso al que se va a someter.
No me gusta que el paciente venga con miedo y no te cuente la realidad, me gusta que tenga confianza y me diga de verdad cómo le va el tratamiento.
El campo de trabajo de la ORL es muy amplio…
Es apasionante, cada cirugía es diferente. En el oído usas el microscopio, en la nariz el endoscopio, en la garganta puedes usar desde el láser hasta el microscopio para operar la laringe, ya casi no hacemos traqueotomías.
Reconozco que soy quirúrgico cien por cien, la cirugía es lo que más me gusta. También, la cirugía infantil. Desde siempre, ya siendo residente en Pamplona, he operado a niños. Me sucedió lo mismo cuando llegué al Hospital Infantil.
Es usted especialista en el síndrome de apnea del sueño en niños…
Sí, el niño que tiene apneas por la noche, no oxigena bien el cerebro y es importante ponerle remedio en la época de tres a seis años, cuando está desarrollando su cerebro. Yo lo que hago no es quitar la amígdala entera, le quito una parte de cada lado y lo hago con láser, de tal forma, que el sistema inmunológico no se ve alterado. Es mucho más rápido el postoperatorio, los niños enseguida respiran bien.
El futuro de esta especialidad está en ser mínimamente invasivo en la cirugía
En su especialidad, ¿en qué insistiría desde la prevención?
Es importante no fumar y no abusar del alcohol. La nicotina es tóxica incluso para el oído.
Además recomendaría evitar los ruidos intensos, vivimos en ciudades muy ruidosas. En la música, por ejemplo, está cambiando y se usan más los sonidos graves que los agudos que pueden producir sordera.
A los jóvenes hay que recordarles que lo normal es que el volumen de sus auriculares les permita mantener una conversación con el de al lado. Si el sonido te aísla, empieza a ser tóxico.
En lo que se refiere a patologías de la garganta, los profesionales sí están más concienciados y también los familiares de los pacientes que han tenido problemas… pero nos queda aún por avanzar.
¿Hacia dónde va el futuro de esta especialidad?
La clave está en ser mínimamente invasivo en la cirugía, que ya es algo que lo estamos logrando con la cirugía endoscópica, en la aplicación del láser para los tumores de laringe.
También hay un campo impresionante, que es intentar inocular células madre en el oído interno para que se regeneren y las personas hipoacúsicas puedan oír. Ahí tenemos un gran reto.
Y por supuesto, habría que hablar también de la genética, para que los que tengan una mutación genética se pueda corregir. Aunque en este tema estamos hablando de algo lejano. No sé si lo veré, pero me encantaría verlo, que se hiciera realidad. ¡Sería maravilloso!
¿Cómo ha cambiado la cirugía?
La cirugía es lo que más ha avanzado. Si pienso cuando hacíamos las operaciones en las que para quitar una cuerda vocal abríamos la laringe, los pacientes se quedaban diez o quince días ingresados. Ahora en menos de 48 horas pueden estar en su casa y con mejores resultados.
¿Qué proyectos profesionales tiene por delante?
Por supuesto, seguir desarrollando el Balón de Bielefeld (TubaVent) y llevar a cabo un estudio sobre el mismo. Pero también estoy ampliando la cirugía endoscópica de senos y estoy preparando la cirugía guiada.
De Cerca
– Si no hubiera sido médico, sería…
Saxofonista de jazz.
– Un libro que recomendaría…
El lobo estepario, de Hermann Hesse me marcó de joven. También, el relato de Pablo D’Ors sobre cómo afrontó la enfermedad la doctora África Sendino.
– La última película que ha visto…
Ocho apellidos catalanes.
– Una canción…
De jazz, «St Thomas« de Sonny Rollins.
– Un viaje pendiente…
Volver a Escocia.
– A qué dedica el tiempo libre…
Cien por cien a mi familia, juego al golf, esquío cuando puedo y de vez en cuando intento escaparme a Biarritz.