«Mi hijo ronca, ¿debo preocuparme?». Esta pregunta se repite mucho en las consultas infantiles. No en vano, entre el 7 y el 10% de la población infantil ronca. En la mayor parte de los casos, se trata de un ronquido primario, es decir, que no va acompañado de paradas respiratorias. En el caso de que se produzcan esas paradas, se habla de apneas o SAOS (Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño), de menor frecuencia de aparición.
El doctor Jorge Alfaro, jefe de Servicio de la Unidad de Otorrinolaringología en el Hospital Quirón de Zaragoza, apunta que «el SAOS se define como un desorden de la respiración durante el sueño caracterizado por una obstrucción parcial prolongada de la vía aérea superior y/o una obstrucción completa intermitente (apnea obstructiva) que altera la ventilación normal durante el sueño así como los patrones del mismo».
En el siguiente vídeo, el Dr. Alfaro explica el diagnóstico y tratamiento de la apnea del sueño.
Las apneas son paradas respiratorias que se producen mientras el niño duerme.
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Pregunta.— ¿Es peligroso que un niño tenga apneas del sueño?
Dr. Jorge Alfaro.— Es algo a lo que los padres deben estar atentos. Cuando se produce la apnea, se da una parada respiratoria y el cerebro deja de oxigenarse correctamente durante la misma. Es decir, en el momento que el niño está roncando y para de respirar, el cerebro se está intoxicando un poquito con CO2. Esto es algo que afecta al desarrollo cerebral del niño.
P.— ¿Todos los ronquidos son iguales?
Dr. A.— No, ni tienen las mismas consecuencias. Hay que diferenciar entre apnea y ronquido primario, de mayor incidencia. En el ronquido primario también hay un ruido respiratorio, pero no se acompaña de apnea (no tienen falta de respiración). Existe un tercer tipo de ronquido, conocido como UARS (síndrome de resistencia de la vía aérea superior). En este último caso, los niños roncan y tienen una obstrucción parcial de la vía aérea superior que les produce episodios de incremento de esfuerzo respiratorio que finaliza en un microdespertar. No tienen apneas hipoapneas ni alteraciones del intercambio gaseoso; sí tienen el patrón del sueño alterado.
P.— ¿Con qué frecuencia sufren apneas los niños?
Dr. A.— Entre el 0,7% y el 3% de los niños y niñas padece apneas del sueño. La media de edad de inicio de la apnea es de 34 meses y la prevalencia máxima se ve entre los 2 años y los 8.
Las apneas del sueño son padecidas por entre el 0.7 y el 3% de la población infantil.
P.— ¿La apnea del sueño es una enfermedad?
Dr. A.— El SAOS, las apneas obstructivas, se producen en la fase REM del sueño. Es en esta fase cundo se reduce la actividad de los músculos dilatores, por lo que el SAOS infantil se podría considerar una enfermedad de esta fase del sueño.
P.— ¿Cuáles son las causas de las apneas infantiles?
Dr. A.— Aunque no es la única causa, aparecen cuando es más voluminoso el tejido adenoamigdalar respecto al volumen de las vías respiratorias. Es decir, en la mayor parte de los casos, son consecuencia de una hipertrofia adenoamigdalar. Unas adenoides (o vegetaciones) más grandes de lo normal o unas amígdalas muy desarrolladas pueden dar lugar al ronquido infantil y las apneas obstructivas.
Gran parte de las apneas del sueño infantiles están ocasionadas por un tamaño excesivo de las vegetaciones y/o amígdalas.
P.— ¿Son diferentes las apneas infantiles y las de un adulto?
Dr. A.— En los adultos el colapso se produce en la úvula, el paladar blando, la pared faríngea posterior y la base de la lengua. Además, se observan obstrucciones totales y cíclicas, mientras que los niños tienen obstrucciones parciales de larga duración. Lo que se conoce como hipoventilación obstructiva. Otra diferencia es que en adolescentes y adultos predomina entre los varones, y en el caso de los niños se da igual en ambos sexos.
En cambio, las desaturaciones son más importantes en niños, es decir, en el caso infantil disminuye el oxígeno con más facilidad. En edad infantil, se considera que se trata de una afección severa a partir de 6 episodios, mientras que en el adulto, es leve hasta 15 casos, moderado de 15 a 30 y severo a partir de 30 episodios.
P.— ¿Cómo se sabe si un niño tiene apneas?
Dr. A.— Lo más característico durante el sueño es el ronquido, si se acompaña de pausas respiratorias, que es a lo que hay que estar atentos si se presenta. Otros síntomas que pueden aparecer son agitación con continuos movimientos, intranquilidad, sudoración por el esfuerzo respiratorio y eneuresis (escapes de orina).
Durante el día, la mayoría de los niños no presenta síntomas, aunque puede haber trastornos de comportamiento, como agitación, hiperactividad, bajo rendimiento escolar. En algunos casos, los niños pueden tener bajo peso y talla.
Un niño con apneas ronca si durante el ronquido deja de respirar por un momento.
P.— ¿Cuáles son las consecuencias de la falta de oxigenación por apnea del sueño?
Dr. A.— Muchas, y más en el caso de los niños, porque están en pleno desarrollo físico y mental. Cualquier grado de hipoxia nocturna (menor aporte de oxígeno) es perjudicial para el niño que está en desarrollo neuropsicológico. Muchos niños con SAOS tienen problemas de crecimiento (estaturoponderales), ya que se ve afectada la hormona que se ocupa del mismo. También altera al sistema cardiovascular, se ha comprobado el aumento de la presión arterial en estos niños. Igualmente, son muy importantes las alteraciones cognitivas y del comportamiento, que mejorar con el tratamiento oportuno.
P.— ¿Existen pruebas para detectar si el niño sufre apnea?
Dr. A.— El especialista, es decir, el otorrinolaringólogo, se sirve en un primer nivel de una anapnesis (historia clínica del sueño y la respiración que se encarga a los padres que realicen) y una exploración. Si surgen más dudas, se realiza una polisomnografía (recomendada a priori en el caso de los adultos), es decir, un estudio del sueño en hospital o laboratorio.
P.— ¿Cuál es el tratamiento que hay que aplicar?
Dr. A.— Una vez diagnosticado el SAOS y certificado que se debe a las adenoides o a las amígdalas de gran tamaño, lo más recomendable es la cirugía: la adenoamigdalectomía. En mi caso, lo que practico es una cirugía parcial con CO2, que no altera el sistema inmunológico.
Se trata de cirugía ambulatoria, lo que quiere decir que en la mayor parte de los casos no precisa de ingreso y en muy pocos presenta complicaciones. Sus resultados son excelentes e inmediatos. Más del 90% de los niños mejoran considerablemente después de la intervención con láser CO2.
Algunas curiosidades
– Estudios recientes ponen de manifiesto la relación entre el SAOS y la hormona del crecimiento, así como un mejor funcionamiento tras una adenoamigdalectomía. En estos casos, tras una operación de vegetaciones y/o anginas mejora el peso, la altura y el índice de masa corporal del niño operado.
– Se ha detectado una progresión positiva en el comportamiento hiperactivo, en síntomas emocionales y, en general, en calidad de vida, en niños con apneas de sueño que son operados. La razón está relacionada con la normalización del sueño infantil.
– Existen algunos casos de SAOS muy severos originados por malformaciones cranofaciales, en cuyo caso, el especialista opta por tratamientos diferentes a la adenoamigdalectomía.
Dr. Jorge Alfaro García
El Dr. Alfaro es experto en Otorrinolaringología Infantil y Jefe de Servicio de la Unidad de Otorrinolaringología en el Hospital Quirón de Zaragoza, donde desde el año 2000 se practican la amigdalectomía parcial láser C02. Asimismo, tiene su consulta de Otorrinolaringología en Zaragoza. Con más de 25 años de experiencia médica es especialista en unidad del vértigo y oído interno; microcirugía de la sordera y colestealoma; acúfenos, otorrinolaringología Infantil; cirugía endoscópica nasosinusal; cirugía funcional de la nariz, y cáncer de garganta y laringe.
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Hospital de Día Quirónsalud – La Floresta
Avenida Gómez Laguna, 82. 50012 Zaragoza