Si tu piel presenta un aspecto apagado, el acné ha dejado su huella implacable, tienes la sensación de que la piel de tu cutis es demasiado fina o está envejeciendo… es hora de visitar a un dermatólogo y que te practique un peeling. Un tratamiento dermatológico muy habitual e indicado para múltiples afecciones de la piel de nuestro rostro o de otras partes del cuerpo.
En el siguiente vídeo, la Dra. Paz Cerdá explica cómo es el tratamiento de peeling.
El término peeling significa exfoliar, descamar la piel.
Tal y como apunta la doctora Paz Cerdá desde su clínica dermatológica de Zaragoza, «en dermatología hablamos de peeling químico para referirnos a las acciones que producen una renovación celular acelerada de las capas superficiales de la piel. Se utiliza en muchos casos y situaciones, tales como el envejecimiento cutáneo (arrugas finas o profundas, fotoenvejecimiento…), diversos grados de acné y sus secuelas, piel seborreica, existencia de cicatrices, estrías, manchas o rojeces… Y se aplica tanto de manera preventiva como de tratamiento, ya que se puede utilizar para tratar lesiones precancerosas de la piel, como las queratosis actínicas».
Con la aplicación de un peeling químico se provoca una regeneración cutánea acelerada y controlada de la piel.
El resultado -apunta la Dra. Cerdá- es una piel renovada, rejuvenecida, bien hidratada y de aspecto luminoso, de color uniforme y, con menos arrugas e imperfecciones. En una palabra: una piel más sana y de aspecto más saludable y joven.
Se utilizan para ello agentes quimioexfoliantes de diferente tipo (ácido glicólico, ácido salicílico, ferúlico, retinoico, láctico, fenol…). La acción del peeling sobre el tejido cutáneo consigue la eliminación de capas externas deterioradas de la piel, con el fin de estimular una producción más adecuada de colágeno y elastina, así como de otros componentes que mejoran las cualidades fisiológicas y mecánicas de la piel, como son los glicosaminoglicanos.
La Dra. Cerdá aclara que hay diferentes tipos de peelings en función de la profundidad de su acción: «los peelings pueden ser superficiales, medios y profundos, y corresponde al dermatólogo decidir cuál es el más conveniente y adecuado para una patología concreta y una piel determinada».
Así, un peeling superficial afectará a la epidermis (la capa más superficial de la piel), «estimulando el crecimiento epidérmico mediante la remoción del estrato córneo», explica la Dra. Cerdá. Un peeling medio llegará hasta la dermis papilar (una capa más profunda que la epidermis) «produciendo una descamación importante ya que se elimina por completo la epidermis, que se renovará por entero».
Finalmente, un peeling profundo afectará a la dermis reticular (la capa más profunda de esta capa) y tal y como señala la Dra. Cerdá «provocará una reconstrucción de las fibras tanto de colágeno como de elastina de nuestra piel«.
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¿De qué depende la profundidad de la exfoliación?
Son varios los factores que influyen en la profundidad de un peeling. Lo primero que hay que tener en cuenta es el tipo y estado de la piel del paciente. Cuestiones como el grosor, los antecedentes personales, el tamaño y zona a tratar, cómo le funcionan las glándulas sebáceas…
Dependiendo de la sustancia que se utilice para realizar el peeling, su concentración y su pH se conseguirá una acción más o menos profunda. Asimismo, los exfoliantes pueden presentar diferentes texturas.
«Así -explica la Dra. Cerdá-, hay peelings en soluciones acuosas, alcohólicas o hidroalcohólicas que penetran y actúan de forma muy rápida. Y los hay en gel, en este caso garantizan una aplicación uniforme y sin goteo y penetran de manera más lenta. La acción de los peelings de textura más líquida está relacionada con la cantidad de producto aplicada y el número de capas. En el caso de los exfoliantes en gel, su acción está más relacionada con el tiempo de exposición».
Otros factores que influyen en la profundidad de la acción de un peeling es la técnica de aplicación, la cantidad de producto utilizado, el número de capas aplicadas y el tiempo de exposición. Finalmente, también depende de la preparación que se haga de la piel antes de la aplicación y de si ha existido un tratamiento previo de la misma.
¿Cómo se realiza un peeling?
La Dra. Cerdá insiste en que «debe ser el médico dermatólogo quien decidirá el tipo de peeling que más nos conviene y lo aplicará en consulta el tiempo necesario y con una frecuencia variable según el diagnóstico del proceso que hay que tratar. No se trata de un procedimiento doloroso, aunque sí se nota un ligero picor y escozor, para calmarlo se recomienda la aplicación de neutralizadores».
El proceso idóneo de un peeling comienza con la preparación de la piel para el tratamiento si queremos conseguir un resultado óptimo. «Es preciso -apunta la Dra. Cerdá- limpiar y tonificar previamente la zona a tratar, así como desengrasarla con cuidado. Asimismo, es necesario proteger las zonas más delicadas como pueden ser los ángulos externos de los ojos, las alas de la nariz y sus mucosas.
Existen diferentes técnicas de aplicación: con pincel (especialmente recomendada para textura en gel), con gasa (para sustancias más líquidas), con bastoncitos de algodón (para llegar a zonas muy determinadas). Igualmente, no existe un número de capas determinado, ni un tiempo de exposición pautado, ambos factores dependerán del tipo de piel, de su grosor y de su afección, pero también de la respuesta de cada paciente al tratamiento».
Cuidados después de la aplicación de un peeling
Tras la aplicación de exfoliantes químicos es normal que se produzca un enrojecimiento de la zona que durará entre 24 y 48 horas y no impedirá el habitual desarrollo de la vida personal ni laboral. Es conveniente el uso de tratamientos renovadores que optimizarán la respuesta terapéutica y reducirán posibles reacciones adversas.
Es imprescindible la utilización de productos de máximo factor de fotoprotección (50) que se aplicarán varias veces al día. En cualquier caso, se desaconseja la exposición del paciente a la luz solar, la luz artificial excesiva y directa y las fuentes de calor, así como la asistencia a piscinas o saunas, durante las 48 horas posteriores a la realización del peeling.
¿Solo se aplica en el rostro?
La Dra. Cerdá explica que «la piel de la cara no es la única zona en la que se puede realizar un peeling, aunque sí es la más habitual. También puede realizarse para mejorar el aspecto de las manos, escote, espalda, fundamentalmente en zonas my castigadas por el sol».
Asimismo, apunta que «el peeling puede combinarse con otros tratamientos dermatológicos, como puedan ser la mesoterapia, inflitración de botox, relleno con ácido hialurónico, láser, estimulación con factores de crecimiento plaquetario y radiofrecuencia».
¿Qué podemos conseguir con un peeling químico?
Entre los fines que se persigue con la realización de un peeling destacan purificar y oxigenar nuestra piel, que lucirá más hidratada y libre de impurezas. Asimismo, puede conseguirse el cerramiento de los poros dilatados, mejorando la textura de la piel y engrosando la epidermis.
Un correcto tratamiento de peeling puede lograr combatir los efectos del envejecimiento cutáneo, reduciendo las arrugas y flacidez, minimizando las imperfecciones y aportando una mayor luminosidad. Tras la aplicación de un peeling se verán reducidas las marcas de acné o cicatrices y, si el nuestro es un problema de pigmentación, tendrá una acción despigmentante, aclarando y atenuando las lesiones, logrando unificar el tono de nuestra piel. La Dra. Cerdá insiste en un uso más: «el de tratamiento de lesiones precancerosas en aquellas zonas con gran fotoexposición».
Tipos de sustancias utilizadas en un peeling
Existen diferentes sustancias que se pueden aplicar en un peeling, ya sea solas o combinadas. Y, como señala la Dra. Cerdá, «será del dermatólogo quien decida la utilización de una u otra o sus combinaciones, según su preferencia y la patología a tratar». Algunas de estas sustancias son, por ejemplo:
– Ácido glicólico.
– Ácido láctico.
– Ácido salicílico.
– Ácido mandélico.
– Ácido retinoico.
– Ácido tricloroacético (TCA).
– Ácido acelaico y resorcinol.
Doctora Paz Cerdá Escar
Es especialista en dermatología con más de 25 años de experiencia. Pertenece a la Junta Directiva de la Academia Española de Dermatología. Es experta en:
- Enfermedades de la piel
- Dermatología oral y genital
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- Tratamientos Láser
- Dermatología integral
- Rejuvenecimiento con láser, luz pulsada y peeling
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