Ahora que ya han terminado las fiestas, empieza realmente el nuevo año. Y con la vuelta a la rutina llega, en esta época, el momento de hacer los buenos propósitos del año (igual que ya hicimos en el mes de septiembre con el inicio de curso). Un cambio de vida, de dejar malas costumbres, de cuidarse, pasar más tiempo con la familia, con los amigos, tener tiempo libre…
Entre esos propósitos siempre figura dejar de fumar, estudiar inglés, ir al gimnasio y ponerse a régimen.
Pero, realmente, ¿cumplimos estos propósitos? ¿por qué resulta tan complicado llevar a término todo eso que nos proponemos?. En Doctología, hemos recogido por qué sucede esto, pero también los motivos avalados científicamente para llevarlos a cabo y algunos consejos para no tirar la toalla nada más empezar.
Dicen algunos estudios que, como suele ser habitual, en esto intervienen dos partes del cerebro: la emocional y la racional.
Cuando se elabora la lista de propósitos suele predominar la parte emocional y nuestra lista de propósitos no se ajusta a la realidad de lo que podremos cumplir. Queremos ser mejores, así que dejamos volar nuestra imaginación sin ser conscientes de que si no logramos esos propósitos del año caeremos en la frustración una y otra vez (llegará septiembre y habrá que volver a plantearlos).
La ciencia también da sus razones para cumplir los propósitos
Diferentes medios de comunicación han recogido estos días el estudio publicado en la revista científica PLoS Genetics, que ofrece algunas razones científicas para cumplir los buenos propósitos:
Índice de contenido
Ir al gimnasio
- Se necesitan al menos seis meses para que aparezcan los beneficios.
- Reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Disminuyen las grasas acumuladas.
- Ayuda a mantener el autocontrol.
- Mejora el sistema inmune, es un gran aliado para evitar los resfriados.
- Actividades como el yoga reducen el estrés y la ansiedad, mejoran la actividad mental y fortalecen el corazón.
Dejar de fumar
- Tiene grandes ventajas para la salud en general.
- Mejora la memoria un 15%.
- Dejar de fumar antes de los 30 años, alarga la vida diez años.
Aprender idiomas.
- Mejora la concentración.
- Aumenta la plasticidad cerebral.
- Retrasa el alzhéimer.
- Hablar dos idiomas retrasa el deterioro cognitivo del envejecimiento
Llevar una dieta sana
- Comer bien mejora la salud cognitiva.
- Controlan los riesgos cardiovasculares.
- Retrasa el envejecimiento.
Son algunas de las ideas avaladas científicamente que pueden ayudar a marcar el inicio de un nuevo estilo de vida.
A tener en cuenta…
Aún así, no está de más recordar que si se fijan propósitos para este 2016 se tenga en cuenta:
- Hay que ser realista: valorar el tiempo del que se dispone y qué se puede lograr. Marcarse objetivos que de verdad se puedan cumplir.
- Escribirlo y contarlo: hacer una lista de propósitos y contarlo a los amigos puede ayudar a la hora de cumplirlos.
- Incorporarlos a la vida diaria y ser disciplinados.
- Empezar por alguno de ellos, hacer algo cada día para demostrar que se ha empezado el camino que llevará a la meta.
- Tener paciencia. Los resultados no se consiguen el primer día.