Síndrome de tourette: síntomas

El síndrome de Gilles de la Tourette (conocido como síndrome de Tourette) es un trastorno neurológico caracterizado por movimientos musculares repetitivos, frecuentes e involuntarios, conocidos como tics, que pueden variar en intensidad y frecuencia. Un diagnóstico temprano es clave para gestionar los síntomas de quienes lo padecen y mejorar su calidad de vida. 

¿Qué es el síndrome de Tourette?

El síndrome de Tourette es un trastorno del sistema nervioso central que suele aparecer en la infancia. Por lo general, los tics se presentan en el paciente entre los 2 y los 15 años. Los hombres tienen más probabilidades que las mujeres de desarrollar el síndrome de tourette, entre 3 y 4 veces. 

Si bien se desconoce la causa exacta de este trastorno, se cree que probablemente estén involucrados una combinación de factores genéticos, neurobiológicos y ambientales.

El síndrome de Tourette no tiene cura, pero puede tratarse. En muchas personas, los síntomas no son molestos y no requieren tratamiento. Después de los diez años, los tics suelen disminuir o controlarse.

Síntomas del síndrome de tourette

Los principales síntomas del síndrome de Tourette son los tics, movimientos o sonidos repentinos, intermitentes y breves. Su gravedad y frecuencia pueden variar. Por ejemplo, cuando la persona está enferma, estresada o emocionada, la intensidad empeora.

En algunos casos se producen impulsos premonitorios, que se manifiestan como sensaciones incómodas corporales (picazón, cosquilleo, tensión) que anuncian el tic y se alivian cuando este desaparece. Con el paso de los años los síntomas evolucionan, agravándose durante la adolescencia y mejorando posteriormente.

Generalmente, clasificamos los tics en dos tipos:

Motores

Los tics motores son movimientos repentinos, incontrolables y rápidos de diferentes partes del cuerpo. Distinguimos entre tics simples, que implican una cantidad de grupos musculares limitada, y tics complejos, que involucran varios grupos musculares y patrones de movimientos diferentes. 

• Tics motores simples: Parpadear, sacudir la cabeza, torcer la nariz, mover la boca, contraer los hombros…
• Tics motores complejos: Imitación de movimientos, caminar siguiendo un patrón, gestos obscenos, saltar, golpearse, inclinarse…

Vocales

Los tics vocales involucran sonidos que la persona emite de manera inconsciente. Su aparición suele desarrollarse más adelante de los tics motores. A su vez, pueden dividirse en dos tipos:

• Tics vocales simples: Resoplar, aclarar la garganta, toser, gruñir, ladrar…
• Tics vocales complejos: Repetir palabras o frases, decir palabras vulgares, obscenas o insultos…

El 90% de las personas que padecen síndrome de Tourette presentan otro tipo de síntomas asociados. Algunos de los más frecuentes son la coexistencia de TDAH, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), ansiedad, depresión, dificultades en las relaciones sociales, impulsividad y trastornos por abuso de sustancias.

Tratamiento para el síndrome de Tourette

El síndrome de Tourette no tiene cura. No obstante, por lo general, a menos que los tics interfieran en el desarrollo de la vida cotidiana no es necesario un tratamiento, para evitar los posibles efectos secundarios a largo plazo.

La terapia cognitiva conductual, llamada de reversión del hábito, puede ayudar a suprimir o reducir los tics. También pueden suministrarse medicamentos, dependiendo de los síntomas y de otros problemas médicos coexistentes.

En los casos donde la gravedad de los síntomas es imposible de controlar a nivel farmacológico, puede plantearse la estimulación cerebral profunda. Este procedimiento quirúrgico consiste en la implantación de pequeños electrodos en determinadas zonas del cerebro que, actuando como un marcapasos, ayudan a corregir defectos en la actividad de las neuronas que causan los síntomas.

¿Piensas que puedes tener síntomas de síndrome de Tourette? Ponte en contacto con un médico especializado, como el Doctor Antonio Oliveros Cid, miembro de Doctología.