¿Sientes hinchazón en el estómago horas después de haber comido? ¿Experimentas una notable descomposición tras ingerir determinados alimentos? Si te suena familiar, podría ser una señal de que tu cuerpo está diciendo “no, gracias” a lo que acabas de ingerir. En este artículo de Doctología, te contamos cuáles son las intolerancias alimentarias más comunes.
Índice de contenido
¿Qué son las intolerancias alimentarias?
Las intolerancias alimentarias aparecen cuando el organismo no es capaz de asimilar o procesar un componente del alimento a causa de déficits enzimáticos. Los síntomas no son respuestas inmunes y suelen ser moderados, dependiendo de la cantidad de alimento consumida. Entre los más habituales están: gases, dolor abdominal, malestar o diarrea.
Algunas de estas patologías pueden ser diagnosticadas gracias a una prueba de intolerancia alimentaria realizada a partir de una muestra de sangre, la cual descarta con un alto porcentaje de seguridad las intolerancias alimentarias si el resultado es negativo.
¿Cuáles son las intolerancias alimentarias más comunes?
Intolerancia a la lactosa
La intolerancia a la lactosa se debe a una deficiencia de la enzima digestiva llamada lactasa, que dificulta la digestión de la leche y sus derivados.
La insuficiencia de lactasa provoca una incorrecta descomposición de los azúcares de los lácteos, produciendo molestias gástricas como gases y diarrea.
Esta intolerancia alimentaria afecta a más del 60% de la población mundial, pero varía entre países principalmente debido a diferencias genéticas y culturales relacionadas con la domesticación de animales y el consumo de leche.
En regiones sin tradición de pastoreo, como Asia y África, entre el 80 y 95% de la población es intolerante a la lactosa, mientras que en los países nórdicos de Europa, donde el consumo de leche ha sido generacionalmente tradicional, la intolerancia es mucho menor.
Es común que los síntomas de esta intolerancia alimentaria aparezcan en la edad adulta, ya que la producción de lactasa tiende a disminuir a medida que envejecemos.
Intolerancia al gluten
La sensibilidad al gluten no celiaca (SSGNC) o intolerancia al gluten produce síntomas gastrointestinales como hinchazón, digestiones pesadas y diarreas.
La celiaquía es una enfermedad autoinmune en la que el cuerpo reacciona a las proteínas del gluten, afectando a todo el organismo, no solo al tracto intestinal. Esta no debe ser confundida con la intolerancia al gluten, que se manifiesta exclusivamente a nivel digestivo en personas que han sido descartadas para la enfermedad celíaca a través de pruebas médicas negativas.
Es recomendable que, aquellos que padecen esta intolerancia alimentaria, sigan una dieta que excluya el gluten presente en el trigo, el centeno y la cebada. En este artículo puedes conocer más a fondo las diferencias entre la celiaquía y la intolerancia al gluten.
Intolerancia a la sacarosa
La sacarosa es el azúcar común que consumimos en alimentos de repostería o de forma natural en vegetales o frutas. La ausencia de sacarasa, la enzima encargada de metabolizarla, causa esta intolerancia alimentaria con síntomas similares al resto de intolerancias.
Actualmente, existen opciones para sustituir el sabor del azúcar en bebidas o alimentos, como la sacarina o la Stevia.
Intolerancia a la fructosa
Esta intolerancia alimentaria se produce por la incapacidad del aparato digestivo de descomponer la fructosa, es decir, el monosacárido que junto con la glucosa forma parte del azúcar presente en las frutas, verduras o la miel.
Los principales síntomas son náuseas, diarreas o vómitos, pero también pueden aparecer otra sintomatología más diversa como cefaleas o eritemas en la piel.
Para tratar esta intolerancia alimentaria, es recomendable seguir una dieta que evite productos procesados con azúcares añadidos y frutas, especialmente las maduras, ya que contienen fructosa.
Intolerancia a la histamina
La intolerancia a la histamina se da cuando el cuerpo tiene problemas para manejar la histamina, una sustancia natural presente en alimentos como el alcohol, pescados y carnes ahumados, enlatados o fermentados, lácteos y derivados.
Normalmente, comemos histamina en los alimentos y nuestro cuerpo la descompone sin problemas. Pero si comemos demasiado o nuestro cuerpo no puede descomponerla bien, podemos sentirnos mal.
Cuando hay una acumulación excesiva de histamina en el cuerpo, pueden producirse una variedad de síntomas, que incluyen migrañas, dolores de cabeza, náuseas, vómitos, diarrea, urticaria, picazón en la piel, congestión nasal y problemas respiratorios, entre otros. Estos síntomas pueden variar en gravedad según la cantidad de histamina ingerida y la capacidad del cuerpo para metabolizarla.
La histamina no sólo está presente en una amplia variedad de alimentos, sino que también es producida por nuestro cuerpo de manera natural, como parte de su respuesta inmunitaria y en diversos procesos fisiológicos.
Diferencia entre las intolerancias alimentarias y las alergias alimentarias
La diferencia principal es que en las alergias alimentarias interviene el sistema inmunitario, provocando una reacción adversa ante un alimento que el cuerpo reconoce como un elemento dañino, generalmente al ingerirlo, aunque puede darse solo con el contacto.
La sintomatología de una alergia alimentaria se presenta de manera más rápida y fuerte que en las intolerancias alimentarias. A menudo las personas con intolerancias pueden tolerar pequeñas cantidades del alimento sin experimentar síntomas.
Si tras leer el artículo reconoces alguno de estos síntomas, no dudes en contactar con nuestros especialistas en el aparato digestivo. Mediante pruebas médicas podrán determinar si tus síntomas se corresponden con una alergia, enfermedad o intolerancia alimenticia y recomendarte una dieta personalizada para tratar esta afección.